Reportajes en vías de extinción

20 de agosto de 2010

María Victoria Cobo y Ramón L. Pérez se han marcado un reportaje impecable, de los de siempre. Es una cuestión de honor reconocérselo.

El reportaje en Ideal.es, el vídeo y la galería de fotos, unas imágenes espectaculares, por cierto.


Es de esas veces que Ramón se te acerca sigiloso y te pregunta: "¿Has visto el vídeo? Esta vez lo hemos intentado hacer como los de Informe Semanal". Nada mantiene vivo con más fuerza a unos periodistas que los retos.

Es de las veces que la Viki agacha la cabeza, bebe sorbos de ese brebaje que tiene guardado en el cajón de las hormigas y se concentra hasta levitar. Os lo cuento porque nos sentamos juntos, codo con codo.

El resultado lleva una factura impecable. En papel y en la web.

Para mí supone una historia bien contada en múltiples formatos, y además, todos son buenos, bien elegidos, mejor trabajados. Hay pertinencia y hay ese cariño por hacer las cosas bien que requiere mimo, tiempo y talento.

Por eso, abro la caja de los lamentos, no solo el pastoreo desaparece, se difumina. También los grandes reportajes bien contados y bien trabajados. Las redacciones pierden peso y apenas queda sitio para las buenas historias. No es que las que publicamos sean malas, que son muy buenas.

Me refiero a ese deambular por las calles, veredas, caminos y vidas para rastrear las esquinas del universo que la gente espera leer, con sorpresa, en nuestro periódico, en nuestra web, en nuestros vídeos, en nuestro muro del Facebook, en nuestros enlaces del Twitter y del Tuenti, que la cosa ya se distribuye y ha cambiado un montón.




A nosotros, en Ideal, todavía nos dejan echarnos la monte, con más tecnología encima que en toda Corea del Norte, y dedicar un par de jornadas a estos menesteres.

Pero, cuidado, voy navegando por las páginas de los diarios locales del Sur, del Centro y del Norte, y escasean...

Me pregunto si están los grandes reportajes, las buenas historias en vías de extinción en los diarios locales, y, de repente, me pongo muy triste.

No sé si el título del reportaje, de lo mejor que he leído este año, advierto, podría aplicarse perfectamente al Periodismo: ‘Un oficio pasto del tiempo’.

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