Atentado en Oslo: Solidaridad y Periodismo

24 de julio de 2011


Terrible todo lo que ha acontecido en el paraíso noruego, como escribe desde Oslo mi amigo y
periodista Paco Olivares en su blog Arroz con bogavante, hermano de este Periodismo al Pil Pil.

Desde los regionales de Vocento se ha logrado una cobertura completa y que detalla lo sucedido y aporta todo tipo de materiales para contextualizar y comprender los sucesos.

Si me lo permitís, os recomiendo además dos iniciativas que he leído en 20 Minutos, diario que aprecio y que esperaba que me sorprendiera en su cobertura, ya que su matriz es, nada más y nada menos, noruega.

Así ha sido. El diario VG publica en su Home una cadena de solidaridad virtual que supera las 400.000 personas ya. Puedes apuntarte aquí mismo (en español).

Y además de esta iniciativa, que llevará a calor humano y soldiario a Noruega, me ha encantado, pero realmente encantado, el artículo del director de 20 Minutos, Arsenio Escolar. Las frases que escribe Arsenio son un homenaje a un país que conoce bien, Noruega, y a sus habitantes, los noruegos. Y es también un homenaje al periódico noruego 'VG, una máquina de buen periodismo'.

Selecciona tan solo una frase que me ha gustado: "Muchas de las cosas nuevas del mundo de la comunicación y del periodismo surgidas en los últimos años yo las oí mencionar por primera vez a colegas de VG o de otro medios escandinavos de nuestro grupo".




Sirvan estas líneas para llevar toda mi soldaridad hacia Noruega. Y mi condena de estos hechos. Conozco bien Noruega y he estado allí y la he recorrido con mi propio coche. Llegué con Jose desde Granada en un viaje del Sur al Norte de Europa como inicático.

Luego bucearé en mis recuerdos y pretendo escribir algo del país de los fiordos, del aquavit, del esquí y de los túneles de veinte kilómetros horadados en piedra con un semáforo en el centro, que increíblemente estaba en rojo. Y tuvimos que parar y esperar a que pasara el tráfico que venía de frente. Allí, en el centro de la tierra noruega, un país de gente de lo más simpática, con una capital, Oslo, de costumbres mediterráneas donde los bancos, para cambiar dinero, no abrían los lunes hasta las diez de la mañana. Una ciudad, Oslo, que en Escandinavia es conocida por sus costumbres que, cuando las describen, podrían hasta calificarse de sureñas, mediterráneas.

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