Un cantecito al viento

17 de octubre de 2017



Los dedos tamborilean sobre la mesa. Se acompasan con una media sonrisa afilada, canalla, que envuelve una mirada con ojos brillantes. Tac-tracatac-trac-trac. Maneja el tempo. Espera a que una larga mesa con treinta periodistas que toman cerveza brindando por todo lo que vendrá después se acomoden al tran-tran de sus dedos que repiquetean sobre la mesa.

Se hace el silencio tan solo para envolver la copla, el cantecito al viento nacido para dejar las cosas en su sitio. 

Es delicioso. Habla de la tiranía que nos quiere despedir. Pero no hiere. Describe y rima. Es jacarandoso, es libre y es verdad, como cualquier verano en el que has amado porque te han querido. Todos volamos al viento, juntos, la tribu.

Es lo que tiene el Periodismo, que son velas y cantes al viento, justo donde soplan los problemas para poner luz y dar la palabra y la voz al que no la tiene, a quien se la quitan. A quien no le dejan.

Es ser débil con los débiles para luego poder ser fuerte con los fuertes, como nos enseñó Enrique Meneses.

Ese cantecito es el resumen de todo lo que ha pasado este martes de octubre en Granada. Un día en el que ha soplado el viento, que siempre es libertad. Y eso es el Periodismo.

Gracias.

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