Me fui al periódico a toda pastilla.
En la Redacción estábamos anonadados, asqueados, vacilantes, dudosos, tristes, compungidos, llorosos.
Tratamos de hacer nuestro trabajo lo mejor posible.
Una edición especial del Diario Ideal que estuviera en los kioskos al mediodía ese mismo 11-M es un reto titánico.
Solo lo hacemos el día de la Lotería de Navidad.
Los compañeros de la rotativa estaban agotados, pero cumplieron de putamadre.
Hicimos media docena de páginas informativas con una crónica del atentado, una infografía, muchas fotografías que vomitaba el teletipo y que a su vez nos hacían vomitar a nosotros.
También añadimos las primeras reacciones de los políticos a nivel nacional y la magnífica reacción popular ocurrida en Granada y por la paz.
Informamos cumplidamente de los tres días de luto declarados en España por el Gobierno y de la suspensión de la campaña electoral.
Titulamos: "Matanza de ETA". Con estos deditos, precisamente.
La foto me la han sacado hoy. Tenía el periódico guardado el cajón.
PD. Cinco años después necesito tener cinco años más para recapitular sobre aquellos intensos días de marzo. De lo único que me alegro es de que me pillara, como siempre, en la Redacción del periódico. Pienso que seguramente el ministro Acebes, en su primera comparecencia, aportó los datos que tenía en la mano y que llevaban a concluir que ETA era la culpable. Hoy sabemos que nada fue como lo contaron. Y que pagaron con ello en las urnas, hasta dos veces seguidas.
PS. El 11-M Cris estaba embarazada de Andrés. Nació en septiembre. No puedo ni acercarme ni de lejos en tratar de sentir lo que significa que un terrorista asesine a tu hijo. Respeto y honor por las víctimas del terrorismo.
En el décimo aniversario. Hoy se cumplen diez años de los atentados. Siento un inmenso dolor por todo lo que ha pasado. Hay un hecho que cambia muchas cosas. ETA ya no existe como acción armada que asesina. Quedan las víctimas. Todas las víctimas, a las que mando mi cariño y mi respeto.
11-M: El día que me engañó el ministro Acebes
11 de marzo de 2009
Publicado por PeriodismoalPilPil en 4:47 p. m.
Etiquetas: Historias de periodistas
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11 comentarios:
Juan, es triste tu post. Yo ese día no estaba en Madrid, pero si amigos y familiares. Intenté llamar a una amiga que sabía que habitualmente cogía el tren en atocha a esas horas. Líneas colapsadas: "Cago en eta!, pensé. Me la'n chafao". Pero no murió nadie cercano. El viernes me manifesté y por la noche escuché el resonar de miles y miles de cacerolas desde un balcón de Lavapies: ¡queríamos saber la verdad!. El domingo fui a votar y coincidí con gente que hacía tiempo que no acudía. Cinco años después sigo escuchando los ecos de una gran mentira desde los altares sacrílegos de los defensores de la ruindad. Y la tristeza persiste.
Enhorabuena por tu post.
Un abrazo.
Crack. Qué ejercicio de humildad y profesionalidad.
Nunca dejarás de sorprendernos.
Sin palabras me dejas compay...
Eres grande, Javier.
No eres el único, a mi tembién me engañaron.
Hasta el día siguiente despues de la manifestación no quise creerme que mi gobierno me había mentido.
Después, como todos, reaccioné.
Mi madre vivía en Argentina y cuando ese mismo día por la tarde yo le insistía en que había sido ETA, ella me decía que allí los medios estaban hablando de otra cosa...
Y nosotros, aquí, con cara de memos... Ya ves qué cosas.
Un beso.
Y dónde está el sentido común? La prensa está obligada a dar la versión oficial del gobierno de turno? Qué pasa si se publica lo que uno siente y presiente en lugar de lo que uno lee desde EFE?
Desde las 10 de la mañana se conocía que el modus operandi no era de ETA, ni los objetivos, ni nada. De hecho creo que hasta Otegui había hablado ya a esa hora. Estaba claro que ETA no era.
La prensa y las concentraciones del viernes a la tarde noche fueron de lo más triste que he visto en muchos años. Yo la viví en Vitoria-Gasteiz, con un PP acaparando eslógan, pancarta y hasta punto de salida de la manifestación. Todo tenía la palabra "Constitución" de por medio.
La manifestación se hizo contra ETA, se acallaron con violencia verbal a quienes señalaban hacia otro lado. En el fondo se deseaba que fuese ETA.
De vergüenza. Si miráis Internet, foros ajenos al periodismo y la información, se veía mucha mejor calidad de datos y conclusiones que en los medios.
A mi me fastidia que me intentasen engañar, no considero que me engañasen porque no les creía.
Fueron años en los que nos hicimos mayores. Fueron años en los que nuestra generacion dejó de ser inocente.
Ese fin de semana no nos hicimos mayores. Nos hicimos viejos.
Yo recuerdo aquellas primeras horas a la perfección.
Me acababa de levantar para ir a trabajar y mi compañera de piso, periodista y donostiarra como tú, me llamó desde la tele: "Marta, vete antes a currar, que ha pasado algo muy gordo. Ha habido un atentado en Atocha, no sabemos cuántos muertos pero ha sido muy gordo, va a estar la carretera complicada, va a estar todo complicado hoy". "¿Ha sido ETA?" pregunté yo, y ella, siempre cauta me dijo "No sé tía, dicen que sí, pero a mi me parece muy bestia hasta para <>".
Ese <> lo pronunciaba una periodista vasca que cuando volvía a su casa (sólo vivía en Madrid cuando tenía turno) se encontraba en el portal de sus padres - creyendo que ella aún vivía allí - pegatinas amenazadoras hablando sobre los periodistas "de Madrid".
Pero también recuerdo que dijimos, "pero... ¿árabes? si nosotros a los árabes no les hemos hecho nada", así, tal cual.
Así las cosas me vestí y me eché a la calle. Nunca antes y nunca después he escuchado el silencio en Madrid. El caos habitual de pitidos, prisas y frenazos dejó paso a un silencio que sólo rompía el sonido de las ambulancias que llegaban al Gregorio Marañón, a poco menos de un km. de casa. Aparte de eso, sólo se oían las pisadas de los neumáticos sobre el asfalto, despacio y en orden. Ese día todo el mundo siguió las señales, todo el mundo cedió el paso, todo el mundo respetó al otro.
Después, al llegar a la oficina sólo se oían dos palabras "ETA" y "barbaridad"; y recuerdo que no me atreví a decir que yo no lo tenía tan claro lo de ETA. En determinadas situaciones decir algo así, y más si eres del norte, es como mentar a la bicha. No lo hice, la dejé en mi cabeza, y volví a casa porque estaba enferma.
Bajé las persianas, me metí en la cama y encendí la radio, y así pasé todo el tiempo, escuchando cada nueva hipótesis, cada nueva duda, cada nueva noticia al minuto. Convenciéndome cada vez más de que ese "es bestia hasta para ellos" iba a ser verdad.
Y por eso bajé a la manifestación, con fiebre y bajo la lluvia, porque las mentiras de Acebes me parecían también muy bestias incluso para un gobierno que no era el que había votado esa mañana infernal. Porque yo el 11-M también voté, me tocaba hacerlo por el voto por correo.
Estoy con Gracchus Babeuf, ese fin de semana nos hicimos todos un poco más viejos.
Coincido.Aquellos días perdimos la inocencia...al menos yo. Siempre concebí el Gobierno como algo sagrado, imperturbablemente unido a la verdad. Personas de honor y con palabra. Pese a la soberbia de habernos metido en una guerra que en vez de las víctimas pensaba en la reconstrucción y el jodío parné, seguía pensando que los Gobiernos procuran lo mejor para todos. Ellos mismos, los portavoces, desde Astarloa a Acebes fueron perdiendo minuto a minuto los paños menores, la vergüenza y la dignidad. De su jefe mejor no hablar.
Yo, como éste o aquel tengo conocidos que siguen pensando en los fantasmas de las confabulaciones judeo-masónicas, conspiraciones varias. A esa gente siempre les respondo que ojalá hubiera ganado su Pepé con 192 votos de aquellos inocentes por los que hoy, como hace diez años, tengo sobrecogida el alma. Jamás os olvidaremos.
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