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Periodismo, Ideal y contar la Guerra Civil: La mirada que está recordando

8 de septiembre de 2016

Este pasado mes de julio hacía mucho calor y, sin embargo, una portada del periódico IDEAL congelaba un trozo de historia. Es lo que tiene el Periodismo, que es capaz de adelantarse a la realidad, reflejarla o recogerla más de medio siglo después para convertirla en algo actual, presente, eterno. 


Lo consiguieron Cristina González y Fermín Rodríguez al recoger los testimonios de unos niños que vivieron la Guerra Civil en Granada. En su conjunto, el reportaje es estremecedor. Es directo. Nos traslada a la Granada de 1936 para contarnos desde la más absoluta cercanía lo que sucedió. Y lo hace con textos y fotos que se adentran en la memoria ya ajada de los que entonces fueron niños.

La fotografía de una de las personas entrevistadas, merecedora de la portada del día, es estremecedora. La anciana que se convierte en niña con el simple gesto de su mano en la frente, mirando hacia el futuro desde el pasado. Mirando para recordar y también para compartir. En pleno esfuerzo, con una mirada que está recordando. 




Los textos recogen lo que recuerdan los protagonistas. Son frases sencillas en extremo, pero apabullantes.  A mí, me estremecieron:

-El "Horror", le llaman: «Recuerdo aquel día con miedo. No me dejaron salir de casa a la plaza Nueva. Ni mi madre ni mis abuelos. Era consciente de lo que pasaba, ¿o es que los tiros y todo lo que había no se notaba?».


"Sólo había hambre y piojos" 
Serafina Ceballos, de 91 años. Tenía once cuando comenzaron unos interminables meses que describe en pocas palabras: «Fue lo peor que hay en el mundo. El que estaba allí tiraba para acá (hace el gesto de las metralletas). Gente haciendo trincheras. No había estudios, no había nada... No se sembraba en el campo. Sólo había hambre y piojos»




-Los fusilamientos:
Fernando, un chiquillo que incluso llegó a ver «cómo llegaban camiones de presos a plaza Nueva. Los metían por la puerta principal, salían luego otra vez al camión y los llevaban a la Cuesta de Gomérez para fusilarlos. Eso lo vi dos veces y cuando lo dije en casa ya no me dejaron salir más». Aún así, desde su hogar, depende de cómo soplara el viento, «se oía muchas veces la metralleta». «Aquello fue un horror», acierta a decir.



Lee el texto completo: ‘El rastro de la guerra en los ojos de un niño’, en este link.

Periodismo en color o en blanco y negro

8 de mayo de 2015



La cara y la cruz del Albaicín es un reportaje a doble página publicado esta semana en el diario IDEAL de Granada.

La idea es reflejar que en el barrio declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, y único en Europa, hay labores de rehabilitación y de restauración que se están realizando correctamente pero, sin embargo, otras dejan al patrimonio cultural, histórico y artístico con cientos de años a sus espaldas en estado de deterioro completo. En manos del salvaje urbanismo, de la falta de limpieza, del vandalismo y convierten al barrio en un lugar donde más que disfrutar la vida se sobrevivie, víctima del abandono de la población y con problemas que los diversos equipos de gobierno municipales no han dado solución desde hace al menos tres décadas.

Pero, hay cosas que se hacen bien, Es la cara del Albaicín.
Pero, hay cosas que se hacen rematadamente mal. Es la cruz del Albaicín.

A la hora de plantearlo, el diseño estaba claro: Una página para lo que está bien hecho. La otra para lo que está mal. Buenas fotografías que a ser posible fueran iguales. Es decir, una iglesia bien reconstruida y otra que está abandonada para vergüenza de todos. Un elemento singular árabe como puede ser el palacio de Dar al Horra cuya rehabilitaciuón es paradigma´tica frente al abandono del maristán, único en su espcie en Europa entera. Y así, sucesivamente.

El trabajo de documentación gráfica fue complicado, pero es parte del encanto. Los testimonios son más fáciles de recoger, pero luego había que sueparar el polvo de la paja para poder establecer dos estadillos con lo bien hecho y lo que está mal hecho. Y buscar las causas y explicar por qué. Un trabajo concienzudo.

La idea que planeaba sobre todo el reportaje era, además, buscar la manera desde el periódico IDEAL de superar el debate sobre el estado y el futuro del Albaicín, que actualmente es tóxico y no conduce a ningún sitio. Prueba de ello es que en las pasadas elecciones autonómicas la victoria en el distrito fue por mayoría para Podemos. Veamos qué sucede ahora en las próximas municipales Esta cuestión no es baladí, porque ya la asociación de vecinos del Albaicín cambió de manos para qu eun grupo de activistas vecinales cambiara la voz de esta asociación vecinal y fuera reivindicativa con todas las decisiones del equipo de gobierno municipal.

Por último, el diseñador del diario IDEAL José Santos, propuso que jugáramos con el color y con el blanco y negro para que el diseño fuera más efectivo. La idea me pareció que rozaba la genialidad: La cara del Albaicín, la página par, iría en color. La cruz, lo que está mal hecho, en un sombrío blanco y negro. Al final, cuestiones de edición y de rotativa, el reportaje se publicó con ambas págians en blanco y negro. Pero gracias al blog y a la generación de pdfs junto a una gota de photoshop hemos podido recrear la idea de José Santos, y queda, como siempre, genial.

Ya me decís qué os parece.
Ahora, os dejo con el reportaje

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‘La cara y la cruz del Albaicín’ (Link en Ideal.es aquí)

El barrio en el permanente centro de la polémica tiene ejemplos buenos y malos de supervivencia | El acuerdo entre instituciones permite avanzar en el desarrolloy conservación de la zona, mientras que el duro enconamiento no hace sino deteriorarla

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El alcalde pide dos euros de cada entrada de la Alhambra para tener el Albaicín espercojao. Esta reivindicación supone el enésimo y aburrido enfrentamiento entre el Ayuntamiento de Granada y la Junta de Andalucía donde, lejos de debates electoralistas, queda patente que el barrio patrimonio de la Humanidad tiene como toda moneda su cara y su cruz, sus buenas acciones y sus polémicas estériles, los ejemplos de iniciativa y de restauración y bizantinas discusiones que mantienen el barrio en una duermevela desasosegante. 

Si hay algo que mantiene en vilo al Albaicín es la incapacidad de las administraciones en consensuar el Plan Albaicín, la viga sobre la que construir la recuperación de este barrio este siglo XXI. Una cruz que impide captar dinero en forma de subvenciones y que convierte en un océano perdido cualquier plan integral urbanístico, que es lo que necesita y la principal reivindicación de los vecinos. 

La consecuencia es que Sacromonte y Albaicín se encuentran sacrificados por una serie de problemas acumulados que han llegado a ser enumerados y denunciados por la propia Unesco, organismo de Naciones Unidas responsable de declarar el barrio Patrimonio de la Humanidad. 



En estas tablas de la ley de los pecados del Albaicín y el Sacromonte entran desde el cableado aéreo que afea y merma la seguridad hasta el vandalismo, los grafitis en el propio patrimonio que lo deterioran y dañan; la limpieza, la inseguridad ciudadana o la propia ubicación de los servicios sociales, que fueron trasladados desde Aliatar a El Gallo y nunca llegaron a la carretera de Murcia. 

Son polémicas diarias las que afectan al transporte público, criticado de forma acerada por todas las asociaciones de vecinos, la movilidad, la peatonalización y la instalación de cámaras para regular el tráfico, que los vecinos traducen por multar a los turistas. La peatonalización del Paseo de los Tristes y la Carrera del Darro es un grano difícil de curar. Al igual que las cuevas del Cerro de San Miguel y sus inquilinos, que tras diversas intentonas, el Ayuntamiento no ha solucionado ni de lejos.

Muchos granadinos lloran también el lamentable estado de iglesias que son marca y renombre de la ciudad, desde San Andrés en la calle Elvira hasta San José o, «completamente increíble», corrobora el propio concejal de Cultura del Ayuntamiento, Juan García Montero, «el caso de la iglesia de San Nicolás, en el mirador más bello del mundo». 



Las murallas son otro punto infranqueable. Ni la muralla Zirí ni la muralla Alberzana reciben los cuidados que sus ancianas piedras necesitan. El plan para el paseo en la muralla Zirí fue enterrado y se quedó en un mero atisbo de la gran intervención planeada por el desacuerdo de la Junta con la propia Junta, por increíble que parezca; y en la muralla Alberzana, simplemente se acabó el dinero y toda una vertiente se quedó sin remozar para desgracia de los vecinos.

Queda el incomprensible cierre del Museo Arqueológico, que prácticamente protagoniza una protesta cada fin de semana y el deterioro evidente de numerosos edificios y monumentos, donde la desidia campea por sus respetos en los casos indignos del Carmen del Negro y del Maristán. 



MOTIVO DE ORGULLO
 
No todo se hace mal. Cuando hay consenso y se trabaja codo con codo Granada sale ganando. Motivo de orgullo es la Casa de Zafra o el palacio de Dar al Horra, con inversiones millonarias de Ayuntamiento y Junta de Andalucía. Igual camino, pero eternizado, sigue la Cuesta de los Chinos desde los Tristes a la Alhambra, que piedra a piedra construye su recorrido. La Casa Cuna, un inmueble completamente deteriorado en la calle Elvira que albergaba incluso a ocho familias, ha sido completamente rehabilitado, como otros más en la misma circunstancia.

El edil García Montero destaca también «el estado de La Chumbera y del Rey Chico, con inversiones y programas al alimón entre Ayuntamiento y Junta», ejemplo de gestión exitosa en ambos casos. Buenos ejemplos asimismo de buenas prácticas son la Casa Ágreda o el Museo de los Olvidados y el Aljibe del Rey de la Fundación del Agua de Emasagra. En cuanto a iglesias, la Junta ha arreglado una de las más antiguas de la ciudad, que es San Juan de los Reyes, y también destaca el arreglo de San Miguel bajo, y de San Pedro, vía subvenciones, hermandades y feligreses.


Las señalizaciones turísticas colocadas por la Junta, la adecuación de la Casa de las Chirimías y la puesta a punto del Bañuelo concuerdan con esta forma de hacer bien las cosas, como también ocurre con la Mezquita Mayor del Albaicín o la nueva planta hotelera llena de habitaciones románticas.
Sin embargo, tiene que haber lugar para la crítica. 

El concejal socialista Miguel Ángel Fernández Madrid describe que «lo peor es que todavía no contemos con el Plan Albaicín ni con un plan director. Aunque luego para qué lo quieres si cuando se hacen las acciones del plan director, tal y como ha ocurrido en la Alhambra, se cruza el interés electoralista del Partido Popular. La falta del Plan Albaicín afecta también al Sacromonte, que hoy tiene un grave problema de protección, ya que se rige por los mismos parámetros urbanísticos que cualquier otro barrio que no es histórico», concluye. 



LA CARA DEL ALBAICÍN                             LA CRUZ DEL ALBAICÍN
1-Casa Zafra                                                       1-Maristán
2-Palacio Dar al Horra                                        2-Carmen del Negro
3-Cuesta de los Chinos                                       3-Museo Arqueológico
4-Casa Cuna                                                        4-Muralla Zirí
5-La Chumbera                                                   5-Muralla Alberzana
6-Rey Chico                                                        6-Cuevas de San Miguel
7-Casa Ágreda                                                     7-Iglesia de San José
8-Aljibe del Rey (Emasagra)                               8-Iglesia de San Nicolás
9-Museo de Los Olvidados (Santa Inés)              9-Iglesia de San Andrés (en calle Elvira)
10-Iglesia de San Pedro (los Tristes)                   10-Peatonalización Paseo de los Tristes
11-Reforma de San Miguel Bajo                         11-Transporte público y Movilidad
12-San Juan de los Reyes                                    12-Ubicación de los Servicios Sociales
13-Empedrado callejón de las Tomasas              13-Seguridad y delincuencia
14-El Bañuelo                                                      14-Limpieza insuficiente
15-Casa de las Chirimías                                     15-Grafitis en el patrimonio
16-Sendero de San Miguel                                   16-Pilonas y cámaras
17-Señalización                                                    17-Edificios en ruina
18-Plan de Miradores                                           18-Cableado por todo el barrio
19-La Mezquita Mayor                                         19-Vandalismo
20-La nueva planta hotelera                                  20-Plan Albaicín


Reporterismo: Mis historias favoritas

20 de febrero de 2014

Reporterismo 
Reportero
Reportaje 

Cualquiera de las posibles combinaciones de esta palabra es mágica.

El reportaje tiene algo que engancha a los propios periodistas.

Ciertamente, cualquier pieza de cualquiera de los géneros periodísticos tiene su afán. Donde esté una buena noticia que se quite todo lo demás. O casi. 

Luego está el reportaje y luego la crónica (ese fútbol bien contado sin ampulosidad como lo hacía el mejor Santiago Segurola, esos toros según Joaquín Vidal o la crónica de tribunales de Fernando Iturribarría desde París). 

Queda la columna de opinión, que en manos de Manuel Alcántara se convierte en una joya. Y la entrevista, que a mí se me da realmente mal en comparación con periodistas como Ana o Carlos.

Estas reflexiones vienen al caso porque tengo en casa a una invitada, también periodista, y de las buenas, que acaba de volver de América y está buscando trabajo en la Península.

En la ronda de entrevistas que está manteniendo, me cuenta que le piden que envíe para su análisis una serie de reportajes. Exactamente, "los repotajes de los que estás orgullosa", me dice que le piden.

Y los ha buscado y se los ha enviado al tipo que igual le contrata. Durante estos días me ha explicado por qué se siente orgullosa, precisamente, de esas historias, y ha compartido conmigo su intrahistoria lo que, para un periodista, es casi tan interesante como el propio reportaje.

Y, entonces, resulta que me he picado. Y me he preguntado: ¿Qué historias, qué reportajes enviaría yo una vez llegado el caso? Y también, ¿qué intrahistorias atesoran?

Dicho y hecho, he rebuscado y me han salido unas cuantas de las que por una razón u otra estoy especialmente satisfecho.

Son las siguientes, con su pequeña intrahistoria. Espero que os gusten tanto como a mí haberlas escrito.



Sobre el cielo del Realejo’ es una historia que me permitió subir con el cámara Jose y el fotógrafo Alfredo hasta lo más alto de la cúpula de la iglesia de Santo Domingo, que al estar en proceso de restauración, estaba cubierta completamente por un intrincado andamiaje que la recubría cual segunda piel.

La vista conjunta de las colinas de Granada solapadas ofrecía unas vistas que fueron captadas maravillosamente por mis compañeros. Guardo para el recuerdo la entrevista que le hice al arquitecto desde el mismísimo cupulín y llevo conmigo el nervio que te nace cuando sabes que vas a a volver a la Redacción con una historia única.






El País Semanal publicó un excelente reportaje titulado ‘Los despachos del poder’. La entradilla rezaba: "Rescates bancarios, administración de justicia, Presupuestos del Estado, investigación científica y el día a día de la soberanía popular. Cada decisión tiene su escenario. Salas casi siempre imponentes donde se toman medidas que afectan a los españoles y donde la mayoría de ellos nunca ponen un pie. Aquí descubrimos algunos de sus secretos".
-Incluye una fotogalería: ‘Espacios de decisión’.

Un año y medio antes, un 19 de marzo de 2012, publicamos el mismo reportaje, exactamente igual, en el diario Ideal de Granada. Bueno, no tan calcado, ya que se circunscribió al ámbito granadino, mientras que el de El País recorre los santuarios nacionales del poder.

El reportaje se presentó a doble página en la edición impresa y abrió la home de Ideal.es. El título fue el mismo, ‘Los despachos del poder’ y en vez de la fotogalería optamos por publicar las fotos en la propia versión digital del reportaje. 

Incluimos dos piezas más en la web. Por un lado, un post en mi blog en el que dejaba constancia de los ‘poderosos’ que habían rechazado abrir sus despachos. Curiosamente, el ahora tan polémico arzobispo de Granada se mostró encantado de participar, pero la gestión llegó tarde, cuando ya se había cerrado el trabajo del reportaje. 

Por último realizamos un vídeo en el que tuve la oportunidad de sentarme en lugares tan insospechados para mí como el sillón del alcalde de Granada, José Torres Hurtado; o el del presidente del Granada Club de Fútbol, Quique Pina. Una experiencia completamente enriquecedora. A todos ellos les estoy completamente agradecido.

Uno, que siempre quiso trabajar en El País, diario que leo desde 1984, el año en que llegué a estudiar Periodismo en la Universidad, se considera absolutamente feliz de haber tenido la misma idea que El País, para mí, uno de los mejores periódicos que se editan.

Así que el domingo, cuando abrí El País Semanal, una sonrisa de campeonato se dibujó en mi cara. Y hasta me emocioné, como si una ínfima parte de mí estuviera rulando por esas páginas.



Esta historia dio la vuelta a España. Un enamorado escribió en el pavimento del portal de su enamorada Te Quiero en un centenar de idiomas. 

La gran pintada llevaba meses ahí. Al menos, todo el verano. No fue hasta septiembre, cuando empzó de nuevo el curso escolar, cuando volví a cruzar estas callejuelas para llevar a mi hijo a clase, cuando lo vi.

Todavía recuerdo la sensación. Crucé en transversal y pasé de largo. Pero un relámpago me recorrió el espinazo y me paré en seco. Desandé los cuatro pasos y giré mi vista a la derrecha. Ahí estaba, sobre el enlosetado, la palabra Te Quiero escrita un centenar de veces.

En ese momento sabía que tenía la historia del día. Y Félx, mi subdirector la puso en portada.





Me encargaron la clásica historia de las cacas que dejan los perros. Seré rápido. Pocas cosas me hartan más que las cacas repartidas por toda la ciudad.

Quería contarlo todo y contarlo bien. Se me ocurrió este titular: ‘Una historia de mierda’ y, en la Redacción, lejos de hacerle asco les encantó. 

Y ahí está, a cinco columnas.

Estoy orgulloso por ello y por el olfato periodístico de mis editores.



Esta historia se convirtió en un viral. El error de estos dos muchcachos se expandió por las Redes Sociales. Nosotros contamos la historia y, finalmente, encontramos a los protagonistas y nos contaron qué diablos había sucedido.

El resultado es espectacular. Fue Trending Topic en Twitter, portada en Meneame.net y, lo más divertido, es un contenido que creamos en la red y luego recuperamos para la edición impresa y lo devolvimos de nuevo a la web en un círculo muy interesante para el Periodismo.

Torcuato Fandila García de los Reyes o el arte de encontrar historias para que tú las cuentes

31 de mayo de 2012

Catobrothers



Torcuato nació con tres brazos como Hasier con dos cabezas. Puede que solo sea una forma de llamar la atención para comenzar a contar una historia, como me enseñó el segundo, pero en el caso de Torcuato es verdad, como me enseñó precisamente el primero. 

Al final de ese tercer brazo Torcuato tiene siempre presta una cámara de fotos, lo que sumado a un olfato desmesurado para encontrar historias, convierte su trabajo periodístico en Guadix, preciosa localidad granadina, en una suerte de Nueva York donde pululan millones de historias listas para ser contadas.
 
Os presento a Torcuato Fandila García de los Reyes. Un periodista como la copa de un pino del que me precio de ser su amigo. Un buen amigo.


Torcuato posee el arte máximo de encontrar historias para que tú las cuentes, como Loquillo decía de Sabino, que le componía canciones inimaginables que él podía cantar.

Voy a trazar un perfil exprés del personaje, porque la persona es inconmensurable. Solo os voy a contar un par de anécdotas de ‘Cato’, como le llamamos, tomadas a vuela pluma.

.-"Mi padre guardaba los que demás tiraban", dice siempre. Y en la Huerta de las Pastoras, la casa familiar en Guadix, guarda miles de periódicos, libros, documentos y demás, que le permiten, por ejemplo, haber presentado su libro ‘Cuentos y leyendas de la comarca de Guadix’, que es la razón por la que escribo hoy este post. Su hermano, un gran arquitecto, le ha dedicado este artículo.


.-"Frank Sinatra muere el día de san Torcuato". El día que murió Sinatra apareció por la Redacción. Era el día del Patrón de Guadix y el teletipo estba incendiado con ‘Muere La Voz’, ‘Adiós a La Voz’ y perogrulladas del estilo. El propuso localizar el fallecimiento del cantante y, os aseguro, casi cuela.

.-"Cojo del pie izquierdo busca cojo del pie derecho para intercambiar zapatos". Es de 1988 y la escribió @MariquillaS y yo mismo la edité. A esto me refiero cuando os cuento que Cato encuentra historias para que tú las cuentes. Creo que es el primer Gran Reportaje de mi vida.

Cojo Torcuato


.-Termino con una de sus fotografías, de marzo de 1998: "Mineros de Alquife se dirigen a Guadix por las vías del tren durante su protesta por el cierre y desmantelamiento de las minas de la localidad. Al fondo, la cara oculta de Sierra Nevada (no la clásica que se de desde la capital Granada y da a la estación de esquí, la agreste y salvaje)".


Mineros Alquife

CRÉDITOS
De la fotografía superior, Torcuato es el del centro, flanqueado por dos de sus once hermanos.

Periodismo: Una historia de mierda

16 de enero de 2012

Una historia de mierda

El problema de la caca de los perros en las calles de las ciudades españolas es el problema de los dueños de estos perros. En el caso de Granada parece que el Ayuntamiento de Granada se ha puesto manos a la obra y asegura que para este próxio verano los vecinos veremos una gran mejoría. 

Se agradece. Mientras realizaba este reportaje me hacía gracia la prudencia con que la gente con la que hablaba mencionaba el problema; ya sabes, excrementos, caca, deposiciones e incluso caquitas. 

Esto me dio la pista para el titular, que considero atrevido, pero al mismo tiempo lo considera veraz y absolutamente informativo: ‘Una historia de mierda’.

Me gustaría saber qué te parece. Gracias.

Merece la pena ser periodista

8 de enero de 2012

Rafael de la Higuera Pérez

He vuelto esta mañana a casa tras un fin de semana en el pueblo. He contemplado un atardecer de casi noventa minutos en el que un sol de invierno se recostaba en los olivos de las suaves colinas de la Sierra Sur de Jaén. Son los pequeños placeres que convierten un comienzo del año en un fulgor de buenos presentimientos.

Cuando he abierto el Mac, también he tenido el teléfono apagado durante unas 48 horas, me ha sorprendido que tenía un comentario en este blog (los tengo sometidos a moderación para evitar spam). Muy poca gente se anima a dejar comentarios en mis posts. Sí lo hacen en Twitter, bien dándole bola, bien RT. Y en Facebook y en Meneame. Pero lo que se dice en el blog, nada.

Por eso, cuando hay un comentario doy un respingo. Me hace una gran ilusión, porque los considero una especie de premio. En mi particular escala del éxito, me mola, más o menos y sin pensarlo mucho, por este orden: cuando me lo envían a Meneame, cuando lo comparten en Facebok, cuando le dan un RT, y en primer lugar, cuando me dejan un comentario en el propio post. Todo lo demás, los likes, los replys, los comentarios en el FB y en Meneame o ahora en el incipiente G+ los +1 los agradezco enormemente, pero reconozco que un comentario en el post es lo más y me sabe, no sé, divino.

El post en el que hoy me he encontrado el comentario es antigua, no es algo que escribiera recientemente, y eso, lógicamente, me ha llamado poderosamente la atención. La historia versa sobre un viejo carpintero que vende todo lo que hay en su vieja carpintería: ‘Es tiempo de morir. Se vende un banco por 80 euros’.

El post empieza así: "Me encanta esta historia y la que surgió de ella. Iba paseando por Granada. Era el mes de noviembre. Las ciudades hay que vivirlas y pasearlas. Mirarlas. Iba en dirección a la Facultad de Derecho pero, en vez de tirar por el camino habitual, el que lleva desde la plaza de la Trinidad, me metí por la calle paralela. Una calle angosta, corta y oscura. Una calle fea. Está empanada entre las espaldas del Centro García Lorca (muy avanzado ya, en la plaza de La Romanilla) y la mencionada plaza de La Trinidad. Pero es una calle que como que no existe, sin nombre, sin transeúntes, vacía, olvidada y seca. Pero me metí.


Apenas tiene cien metros y no tiene comercios. Luego me enteraría por qué (durante décadas y décadas fue la calle de las pensiones y las prostitutas. Al menos, una de ellas). El caso es que me encontré con unas puertas de madera escritas con tiza, con caligrafía impecable que dejaban leer: "Vendo banco y herramientas de carpintero, algunas de chapista (como bigonias o colas de milano). Herrajes, baúles...". ¡Coño! Aquí me da a mí que hay una buena historia, pensé. Traspasé las puertas y entré en el territorio de Rafael.

Según iba escribiendo la historia, y también saqué las fotos, me di cuenta que estaba escribiendo sobre la futilidad de la vida. Sobre el pestañeo que suponen ochenta años, sobre la eternidad. Sobre una persona que desaparecerá ya pronto por ley de vida y que al haber tenido hijas y nietas no puede traspasaar la carpintería familiar, de tres generaciones, que desaparecerá con él.

Por eso dice que vende, pero en realidad no lo hace. Lo que quiere es que sus herramientas se vayan con otro, para que un pedacito de él, de su padre y de su abuelo sigan vivos para decir que también ellos vieron "cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión, rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhauser... todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. ¡Es tiempo de morir!".

Hoy, al abrir el mail, me he encontrado el comentario de una de sus nietas, que me comunica que el viejo carpintero ha fallecido el 6 de enero. Bueno, fallecer no ha fallecido, su familia le ha escrito un texto precioso, impecable, lleno de sentimiento y metáforas de las que te llegan directamente al corazón y hacen que te broten las lágrimas a borbotones.

Si esto fuera papel en vez de una pantalla, estaría bastante mojado, con goterones salados de los que te salen por los ojos y del convencimiento de que al final, merece la pena ser periodista.


"Buenas Javier:

Que decirte. Nos apasionó tu historia y el leerla de nuevo nos trae muy buenos recuerdos.

Te escribe su hija y sus nietas (en nombre de toda la familia) para darte las gracias por esta historia tan bonita que contaste de nuestro padre y abuelo, un hombre muy conocido y querido por haber dejado huella en esta ciudad de Granada, en concreto en Calle Lucena y alrededores.

Darte la noticia de que ayer, 6 de enero de 2012, a las 19:45, Rafael de la Higuera Pérez, quedó dormido en un sueño profundo dejando tras de sí una estela de historias como la tuya, historias de montaña, historias de madera, de barniz, de serrín, de monedas, sellos, clavos, tornillos, cepillos…

Ahora ha hecho el mayor trueque. Ha cambiado su vida por la eterna tranquilidad. Se ha podido encontrar con su esposa entre nubes que cepillará y estrellas que barnizará. 

Todo el que lo conociera, sabe lo que ha perdido esta ciudad. 

Un gran hombre, un gran ebanista, un hombre de tomo y lomo que nunca saldrá del recuerdo.

Gracias Javier. Muchas, muchas GRACIAS.

Gracias Papá y Abuelo, te lo mereces. 

Paqui, Irene y Andrea".


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Hola a todos, gracias a todos. Y un beso para ese viejo carpintero que me enseñó lo que significa ser querido. 
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Y siempre le daré las gracias a mi amigo Pepe Cervera, aká @Retiario por escribir este post en el momento que más lo necesitaba para reemprender el camino. Gracias Pepe, una vez más.

La leyenda de la Judería de Granada

1 de junio de 2011



Esta historia me ha gustado trabajarla. Lástima que no tuviéramos más tiempo, porque da para mucho. Para mucho más. Resulta que el Gran Rabino Sefardí de Israel volvía a Granada, 500 años después.

Los judíos fueron expulsados de España un 31 de marzo de 1492 tras un par de edictos firmados por los Reyes Católicos. Aquí entra la historia. Uno fue para expulsarlos de Granada otro de Aragón. Uno debió ser firmado en Santa Fe, donde los RR CC tenían su campamento desde donde habían conquistado Granada, un 2 de enero. Un edicto debió ser entregado en el Salón de Embajadores de la Alhambra... No hay acuerdo entre las fuentes historiográficas pero sí esta demostrada su existencia completamente.

Lo importante de la vuelta del Gran Rabino de los sefarditas es que vuelve a su casa cinco siglos y casi veinte años después. Bueno, a la que fue su casa. Bueno, a lo que queda de ella.

Granada era una idea. Como lo fue Roma y su romanización, y su pax romana. O quizá Jerusalén, ciudad de tres religiones y ciudad sagrada tres veces. Granada fue un día y durante siglos ciudad de acogida para los cristianos, los árabes y también para los judíos.

Hoy en día los cristianos son mayoría absoluta, con la inmigración hay muchísimos musulmanes, pero los judíos siguen desaparecidos. En toda Andalucía están presentes en comunidades registradas, oratorios y sinagogas. Están en Málaga muy activos, de siempre en Sevilla, hay una sinagoga en Jaén. También están en la Federación Española de Comunidades Judías los de Córdoba. Pero en Granada no hay nada. Absolutamente nada.

¿Que quéda entonces de la Judería de Granada? Esta es la pregunta que quisimos responder. Pero no esperen en la respuesta encontrar algo comparable a la Alhambra de Granada o las basílicas cristianas (hay dos en Granada, las Angustias y la de San Juan de Dios).

Los Reyes Católicos ordenaron arrasar la Judería de Granada. Y no queda nada. Apenas un aljibe de la época en la cuesta Rodrigo del Campo. Y cuando las obras, reaparecen las murallas del barrio judío y la Puerta de los Alfareros, bajo la actual Plaza Fortuny, se descubrió hace casi diez años, cuando se hicieron las últimas grandes obras de infraestructura del barrio.

Repito la pregunta. ¿Qué queda entonces?
No quedan sinagogas ni baños ni vestigios, en una ciudad anciana y mítica como Granada. Queda la idea, quedan los sentidos, queda la magia de las palabras, queda vivir en el Realejo, como se conoce ahora a la antigua Judería, queda el respeto y también, junto a la magia de las palabras, quedan las leyendas y la intensa producción científica y novelística que genera la ausencia de judíos en una ciudad-idea.

Podemos despertarnos cuando el sol sale por Sierra Nevada y sentir tras las frías noches granadinas el calor de los rayos del sol. Permanece la algarabía del barrio que se despierta y está repleto de comercios y de comerciantes y de clientes, como antaño. También quedan las calles empinadas y blancas, recoletas y angostas, escarpadas y estilizadas como un vericueto secreto que al llegar al Lavadero de la Puerta del Sol nos muestra la ciudad que resta a nuestros pies.

Torres Bermejas como refugio en la muralla y la Vega en todo su esplendor, verde, feraz y repleta de agua a borbotones. Y quedan los olores y sabores de Granada. Su particular temperatura y la luz, la luz de la paz y de la sabiduría que elogió ayer el Gran rabino a su llegada a la ciudad.

Queda lo que una decisión nunca puede borrar. Aunque sea por un edicto o dos y que además lo firman los Reyes Católicos, Los Ínclitos, como se les conoce en Granada, ciudad en la que están enterrados en la Capilla Real anexa a la Catedral en un caso único, ya que todos lo monarcas españoles descansan en el El Escorial.

Queda el respeto de la gente por lo que ya no es. En Granada, en el Realejo, todo el mundo acepta y cuenta como aprehendido que viven sobre los restos de la Judería de Granada, y cualquiera del Barrio, así con mayúscula, es capaz de contarte muchas historias de los judíos. De hecho, de la historia a la leyenda, te dicen que San Cecilio, copatrón de la ciudad, es una antigua sinagoga y que por su cuesta hacia el actual Campo del Príncipe bajaban los rabinos con sus anchos sombreros y sus coletas-trenzas. Las greñas. Los greñúos. Y llegamos al gentilicio de los nacidos y vecinos del Realejo: Los Greñúos, hijos de la leyenda de los rabinos judíos.

Y queda el nombre de la ciudad: Ilíberis para los romanos. Elvira para los árabes, Granada al Yahud para los judíos.

Y ahora pregunto yo: ¿Con cuál de los tres nombres, el cristiano, el árabe o el judío, se conoce ahora a esta ciudad?

Pues eso: la magia de las palabras. Granada como idea. La leyenda de la Judería de Granada, que no termina nunca, y que como las ruinas de la Puerta de la Alfarería, reaparece para volver a su lugar bajo la Alhambra, ante la Vega, protegidos por Sierra Nevada.

No me digas que no es bonito ;-)



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Municipales en Granada 2011: Reportajes

11 de mayo de 2011

Me encargó Quico que me fuera a las sedes de PSOE y del PP para montar un reportaje con los ‘fontanerillos’ que logran que la maquinaria electoral de cada partido cobre fuerza y funcione durante cada campaña electoral. Los equipos de comunicación de ambos partidos me seleccionaron a su amor cuatro personas, dos de cada partido.

Son Encarni, Marian, Ernesto y Mariano. Tras hablar con ellos y más o menos pasar una jornada completa me di ceunta que compartían tantas cosas que eran más las similitudes que las diferencias: el compromiso, el esfuerzo, a vocación de servicio, el desprendimiento y, por qué no contarlo, el paro. Tres de los cuatro están en paro. La visualización de la tragedia nacional la tenía al alcance de la mano.
Así que conté la historia de cada uno y las mezclé, sin decir a qué partido pertenece cada uno.


Luego, tanto en el vídeo como en los pies de foto del diario impreso salían con su nombre, claramente. Pero me pareció un buen recurso estilístico escribir sobre su trabajo y sus motivaciones fuera del marco de sus siglas, para que quedara la esencia.


El reportaje lo titulé Los Otros, los que no se ven, los que están silentes, los que viven como Alicia en el País de las Maravillas, al otro lado del espejo. Este es el resultado: ‘
Ellos son los otros’; y debo decir que hay dos muy buenas fotos de Alfredo Aguilar y de Fermín Rodríguez, así como un vídeo bastante currado, también aquí.



Ellos son Los Otros
Lejos de los focos, las cámaras o los mítines, se afanan cada día en que la maquinaria de PP y PSOE se encuentre a punto para que la campaña funcione como un reloj
J. F. B.
Marian, Encarni, Ernesto y Mariano son militantes de sus respectivos partidos políticos, trabajan para ellos, multiplican su compromiso cada campaña electoral y no aspiran a ninguna recompensa. Tampoco figuran en lista electoral alguna, salvo en un caso, «pero en un puesto tan al final que es de los considerados de relleno». Son una especie de legionarios del voto que se entregan a su partido con todo lo que tienen. Están para todo lo que manden.

Una se autodefine «la tonta de la militancia» como explicando que siempre dice «a cualquier 'marrón' que sí». Otro lleva ya un par de días recorriendo los pueblos de Granada para montar los escenarios de los mítines. Son así sus trabajos. Un tercero puede pasarse tranquilamente todas las mañanas 'ensobrando' papeletas y propaganda y una tercera es capaz de preparar kilos y kilos de pegamento para «salir a llenar las paredes de propaganda del partido».

Estas cuatro personas se parecen al cien por cien en sus inquietudes políticas, en su vocación de servicio, en la ausencia de ganas de medrar en la jerarquía, en la satisfacción que les produce su voluntariado político y en que tres de los cuatro se encuentran en el paro. El terrible paro.

Son cuatro historias en paralelo de cuatro granadinos que logran que sus partidos funcionen en campaña electoral. Lejos de los focos y del protagonismo, son los otros. Donde lo único que les diferencia es la opción política elegida, bien PP bien PSOE. Veamos.

Marian es licenciada en Ciencias Políticas y de la Administración en la Universidad de Granada. Lleva seis años trabajando en la banca y «me he pedido una semana de vacaciones para trabajar en la campaña, más mi 'hobby' de todos los días de 6 a diez de la tarde», que también se lo echa al partido. Toda una 'peoná'. De 31 años de edad «y soltera-por-ahora», se apresura a silabear, vive en su piso junto a su hipoteca. Eso sí, no tiene ni coche ni moto y jalea que «mi '33' es fantástico», en referencia a su línea favorita de la Rober.

El terrible paro
Mariano tiene 30 años. También es licenciado pero esta vez en Historia. Tiene un diploma Estudios Avanzados en Historia Contemporánea de España y de América, y un máster en Gestión Cultural otorgado por el prestigioso Instituto Universitario Ortega y Gasset. «Vivo en pareja, tengo un piso en propiedad y soy gestor cultural, pero desde 2009, con los recortes en el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), me he quedado en el paro».

No es el único. Encarni Narváez García lleva años y años de militante. Sus abuelos eran del partido, lo eran sus padres y lo son su marido y sus dos hijos. Ahora es ama de casa, «pero siempre he trabajado en hostelería: cocina, barra, cafetería...». Reconoce que toda la familia (ella, el marido y los dos hijos) «estamos en el paro, pero ya vendrán tiempos mejores». Viven de la ayuda de 426 euros que recibe su pareja «y de unos ahorrillos de las vacas gordas». Y sonríe como sonríen las que nacieron bañadas por el sol del Albaicín.

Ahora es el turno de Ernesto, 29 años y licenciado en Ciencias Políticas. Prepara oposiciones al Cuerpo Diplomático, «pero como este año no hay convocatoria pues llevo ya un par de meses apuntado en el paro». Para sobrevivir tiene «gasto cero y vivo en casa de mis padres». Su historia de militancia comienza en las juventudes del partido y tras un periodo decide afiliarse. La política le entra por la vena familiar «y por convicción personal. Mis padres siempre fueron militantes del partido y, según creces, te interesas en la política, en la historia y en la situación actual y te afilias por convicción con las ideas del partido, que ya es identificación. Y trabajas por ellas. Por la solidaridad, por los valores... para que lleguen a toda la sociedad».

Ernesto se une a sus siglas por «identificación» y trabaja para extender el credo político en el que cree. Como Marian, convencida de que «la única manera de cambiar el mundo es trabajando desde dentro». Y apostilla: «Los jóvenes debemos comprometernos más en política. Desde la barrera no se cambia nada». Y respecto a su elección política, la explica con transparencia: «Porque es el más cercano a mi forma de entender las cosas y de entender el país».

Mariano es quizá el más vehemente de estos cuatro militantes. Se afilió tras un atentado terrorista de ETA y habla de sus ideas políticas como de algo que ha estado presente «de siempre» en su vida, «en mi convicción». Y entonces actúa en consecuencia.

Queda acaso cantar la mano de estas dobles parejas y desvelar la jugada para conocer sus siglas. Pero igual, como no son votables, tampoco es importante. Son los otros. Los que hacen rular la maquinaria de su partido. Y son así.

Es tiempo de morir
Se vende un banco por 180 euros

12 de enero de 2010

Me encanta esta historia y la que surgió de ella. Iba paseando por Granada. Era el mes de noviembre. Las ciudades hay que vivirlas y pasearlas. Mirarlas. Iba en dirección a la Facultad de Derecho pero, en vez de tirar por el camino habitual, el que lleva desde la plaza de la Trinidad, me metí por la calle paralela. Una calle angosta, corta y oscura. Una calle fea. Está empanada entre las espaldas del Centro García Lorca (muy avanzado ya, en la plaza de La Romanilla) y la mencionada plaza de La Trinidad. Pero es una calle que como que no existe, sin nombre, sin transeúntes, vacía, olvidada y seca. Pero me metí.

Apenas tiene cien metros y no tiene comercios. Luego me enteraría por qué (durante décadas y décadas fue la calle de las pensiones y las prostitutas. Al menos, una de ellas). El caso es que me econtré con unas puertas de madera escritas con tiza, con caligrafía impecable que dejaban leer: "Vendo banco y herramientas de carpintero, algunas de chapista (como bigonias o colas de milano). Herrajes, baúles...". ¡Coño! Aquí me da a mí que hay una buena historia, pensé. Traspasé las puertas y entré en el territorio de Rafael.

Según iba escribiendo la historia, y también saqué las fotos, me di cuenta que estaba escribiendo sobre la futilidad de la vida. Sobre el pestañeo que suponen ochenta años, sobre la eternidad. Sobre una persona que desaparecerá ya pronto por ley de vida y que al haber tenido hijas y nietas no puede traspasaar la carpintería familiar, de tres generaciones, que desaparecerá con él.

Por eso dice que vende, pero en realidad no lo hace. Lo que quiere es que sus herramientas se vayan con otro, para que un pedacito de él, de su padre y de su abuelo sigan vivos para decir que también ellos vieron "cosas que vosotros no creeríais: atacar naves en llamas más allá de Orión, rayos C brillar en la oscuridad cerca de la puerta de Tanhauser... todos esos momentos se perderán en el tiempo, como lágrimas en la lluvia. ¡Es tiempo de morir!


Espero que os guste alguna de estas dos historias.
Adoro mi trabajo.


Se vende un banco por 180 euros

Rafael lleva setenta años en su carpintería de la calle Lucena del centro
de Granada y con la jubilación se desprende de todas sus herramientas

En Granada se vende un banco por 180 euros. Tiene más de un siglo de antigüedad y una buena cartera de clientes. Tiene también una buena localización en el centro de Granada y mucha, mucha, mucha experiencia. Rafael vende su banco de carpintero por 180 euros ahora que ya no lo necesita, aunque lo echará de menos. «Lo heredé de mi padre, que también era carpintero, y lo he restaurado varias veces... pero tendrá más de cien años fijo».

Rafael de la Higuera Pérez se ha pasado setenta años en su carpintería de la calle Lucena de Granada, donde comenzó con doce añitos. Es una calle angosta y tiene un punto lóbrego. Está encajonada entre las espaldas de La Romanilla y su Centro Lorca y la plaza de la Trinidad. Es como si esta calle quisiera esconderse de las miradas ajenas, aunque esa es otra historia, «que también habrá que contar en su día», masculla cual diablillo este octogenario que cumple años este mismo mes de noviembre.

Rafael se refiere a que esta pequeña y corta calle del centro de la ciudad contó hasta bien entrados los años setenta con media docena de pensiones en las que se ejercía la prostitución, «lo que deparó durante décadas no pocas anécdotas», recuerda tiempos pasados mientras con sus manos se afana con un serrucho plano y sarpullido de dientes finos.

Rafael va practicando, de forma sincopada, pequeños cortes en una pieza tubular de madera del tamaño de una moneda. Al final de la conversación esos cortes formarán una cresta, y con otro golpe técnico el rodillo se convertirá en una mascota con su cresta. Será un pajarillo, por ejemplo, «para regalar a mis nietas», expresa con dulzura.


Rafael es ebanista, de los que hace muebles. No hay que confundir con el carpintero, «que es quien hace los armazones de puertas, ventanas o casas». Recuerda los buenos tiempos «con cantidades ingentes de trabajo. Hacíamos todo tipo de muebles, desde una tabla de lavar hasta comedores enteros. Pero ahora, ya -se le escapa como una astilla el lamento- con tantos "Ikeas" y grandes superficies la gente compra ya los muebles hechos, y la carpintería, la ebanistería, languidece».

Sin embargo, por su edad, ya no admite encargos de ninguna clase, «y eso que de tiempo en tiempo viene gente y pregunta si se admiten encargos, porque no encuentran ya carpinterías para hacer los arreglos».

Y claro, que el oficio de toda una vida, heredado de su padre que a la vez lo heredó del suyo -estamos ante la tercera generación de unos ebanistas, carpinteros y toneleros granadinos-, le apena. «Me da mucha rabia que se pierda la carpintería, nuestra carpintería, pero es que solo he tenido hijas y no se ha podido seguir con la tradición familiar». La combinación de años y poco negocio le ha llevado a sacar a la venta todos sus materiales, todas sus herramientas y, si alguien es buen conversador, le saca también todos sus recuerdos.

Rafael utiliza las puertas de su carpintería a modo de tablón de anuncios. Con caligrafía firme y recargada enumera su particular ajuar de madera y clavos. Vendo «banco y herramientas de carpintero, algunas de chapista (como bigonias o colas de milano). Herrajes, baúles, estuches, un arca. marcos, un arado, banco de fontanero, bastones, garrafas de cristal (grandes), grabado de latón, cobres antiguos, xilópalo (madera fósil), rosa del desierto, bala de cañón y las cosas más inverosímiles».

Escrito en tiza vende: «... algunas cosillas más. Herramientas de tonelero. Acciones. Pedestales. Baúl. Tonel. Discos (...)» y termina vendiendo su sabiduría: «Mientras los medicamentos no se globalicen la globalización es una mierda». Escrito indeleble en sus neuronas, ochenta años de vida dan para un rato, Rafael también tiene escrito en las puertas de la carpintería: «Dos infinitos hay: el universo y la estupidez humana».

Del interior de la carpintería sigue saliendo una musiquilla de fondo. «Es zarzuela». Las notas atipladas van rebotando por la carpintería, por sus estantes enmohecidos, repletas de útiles, enseres, recuerdos, ejemplos, notas, recortes, lámparas, herramientas, trapos, relojes, bombillas, libros y cuadernos, llaves como las de las pelis de Harry Potter... recuerdo haber visto también candelabros, algo de plata, cubiertos, un par de radios y espejos que apenas recogen la penumbra instaurada en setenta años de oficio modelando madera.


«Tampoco creas que vendo mucho. Si entra alguien y pregunta por un serrucho, unas puntas o algún buen listón de madera, si es apañado y me da buena conversación se lo lleva de gratis». Igualico que en el banco, vamos.

Pies de foto:

POR DENTRO. Una zarzuela suena de fondo, hay penumbra y Rafael está apoyado sobre su centenario banco de carpintero. POR FUERA. Tiza sobre la puerta de la carpintería como reclamo para vender las herramientas.

ACTUALIZACIÓN
Con orgullo, publico la reseña del maese Pepe Cervera, en su blog, Perogrullo, con la siguiente frase que he puesto en Twitter: La crítica fortaleza, el halago debilita, pero sienta de puta madre. Gracias, con humildad :-) http://cort.as/Dk3

ACTUALIZACIÓN
Me acaba de llegar un comentario (hoy es 8 de enero de 2012). Me escribe una de sus nietas en nombre de toda la familia para informarme de que Rafael ha fallecido. Les he dado las gracias y les he dedicado este post. Hay esperanza, merece la pena ser periodista.

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