La idea vino de mano de Mario Tascón en un tuit sucinto que se desarrolló más tarde vía Facebook, donde en mi Muro empezaron a aparecer jugosas aportaciones. Este es el resultado y gracias.
Estudia. Estudia, para que no os pisen la cabeza, repetía mi abuelo Antonio, maestro nacional durante toda su vida, a sus alumnos, unos muchachos, los supongo, criados entre mocos y piojos, los únicos dibujos animados que debía haber cuando lo de la posguerra. Una época en la que, un poner, mi otro abuelo, Juan, perdió una mañana la alianza de lo que había adelgazado por el hambre que pasaba. En esas Españas sobrevivió una y creció otra generación que, lejos de quejarse y protestar, se fajó para aprovechar la oportunidad de tocar la libertad a la primera de cambio. Así lo hicieron cuando lo de la Transición, la ucedé y aquella época en la que la Muchachada Chiripitifláutica que tan bien retrata ahora la serie ‘Cuéntame’ vio cómo un país cambiaba no ya de chaqueta sino del blanco y negro al ‘full color’, como se dice ahora. Pero, lástima de las lástimas, parece que entre medias se nos quedó en el tintero el aguante, las agallas, la capacidad de sufrimiento, las ganas de pelea no ya ahora por lograr la libertad sino quizá por defenderla. Dice una buena amiga que se ha pasado la vida escuchando cómo me quejo, «pero que nunca me ha visto protestar». Da en el clavo. Varias generaciones de españoles nos hemos conformado no ya con el 600 y el pisito sino con el adosado y el cuatro por cuatro. O similares. Hemos confiado la educación de nuestros vástagos a los colegios y la gobernanza de nuestro destino a unos políticos que ahora ya sabemos a dónde nos han llevado. Me niego a hablar del sistema financiero y bancario, porque puedo acabar entre barrotes lo que, bien pensado, igual empieza a no ser tan mala idea. La ciudadanía contemplativa es culplable de sus problemas, de sus eleccciones y de su escasa capacidad de vigilar al poder y a los poderes. Somos duchos en quejarnos, pero parcos en protestar, que supone una ciudadanía activa y movilizada. Queda pensar que tampoco hicimos nada malo salvo confiar, y que, al final de esta crisis, los antisistema, #sonellos.
Los antisistema #sonellos
20 de agosto de 2012
Publicado por PeriodismoalPilPil en 2:33 p. m.
Etiquetas: Blog, Cableados, Opinión, Periodismo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario