Periodismo de Sucesos: Cuando la realidad supera la ficción

23 de septiembre de 2012

Rosa Cobo miedo

Todos los amantes del cine recordamos El Cabo del Miedo, una peli de Scorsese con un duelo entre Robert de Niro y Nick Nolte. En resumidas cuentas, se trata de un cliente (De Niro) que tras salir de la cárcel trata de tomarse la justicia por su mano contra su abogado defensor (Nolte). Hay una primera versión absolutamente recomendable.

La película es de una tensión espectacular, porque De Niro durante sus catorce años entre rejas ha aprendido leyes y sabe sortearlas una vez que recupera la libertad para estrangular todas las iniciativas de Nick Nolte para resguardarse él y su propia familia.

Hay escenas completamente memorables, que entran directamente en el Olimpo de Holywood. Por ejemplo, la siguiente:



El suceso que nos ha conmocionado este fin de semana en Granada nos ha recordado a muchos esta película. El trabajo realizado, ayer sábado, tras llegar al cementerio a las nueve de la mañana, me dejó completamente agotado social, ética, profesional y físicamente. El dolor que se genera en torno a este tipo de sucesos es físico, mental, social. Es un dolor ético. Es algo imposible de dirimir si no eres capaz de sentir los últimos rayos de sol del verano bajo un cielo azul que tiene el preciso color de los ojos de la mujer que yace en un féretro de madera, preparado para ser enterrado.



Cuando hoy escribo estas líneas, solo soy capaz de recordar el rostro de su hija mayor, descompuesto, carcomido por dolor y, mucho peor, por las dudas y las preguntas, por las incertidumbres. También veo el rostro de Encarnita, compañera suya en dos despachos profesionales, que protegía su mirada con unas Ray Ban que solo se bajó hasta media nariz para decirme: "¿Ves cómo son de claros mis ojos azules?. Pues ella los tenía más bonitos".

Rosa sufrió acoso, le quemaron el coche en casa de sus padres, denunció, pidió medidas, habló con su Colegio de Abogados, con sus colegas, sus compañeras, confesó que "estaba aterrorizada". Instaló cámaras de vigilancia en su piso, en un grupo de viviendas repleta de abogados que construyó en su día el Colegio de Abogados. Todo fue fútil. Todo parece que se hizo mal o que fue insuficiente. 

Algo está rematadamente mal cuando una abogada no puede lograr que se le apliquen las mismas medidas que ella pide para sus representados.

Algo está mal cuando una profesional vive una película de terror.

Descansa en Paz, Rosa. 


CASO PRÁCTICO DOCUMENTADO
.-Sábado por la mañana: Crónica web del entierro
El entierro se convierte en un homenaje a "una mujer luchadora"


.-Domingo: El cebo al día siguiente a Kiosko y Más
La abogada Rosa Cobo se sentía "aterrorizada"
Más el post: 'El cabo del miedo


CRÉDITOS
Nada, absolutamenta nada de mi trabajo hubiera sido posible sin el realizado por mi compay José Ramón Villalba el viernes, día del suceso

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