¡Venga!
Dime qué ves en las fotos. Dime qué te producen por dentro. ¿Te dan pellizco? ¿Sonríes? ¿Te nacen preguntas? ¿Te preguntas dónde las han sacado? ¿Quieres saber más? ¡No me jodas que es Granada, la ciudad de la Alhambra! ¡Pues están de premio, tío!
Claro que están de premio. Están de II Premio de Fotografía Carlos Pérez Siquier, cuyas bases, en su primer punto, dicen: "La Real Academia de Bellas Artes de Granada ha decidido en sesión plenaria y por unanimidad convocar el II Premio de Fotografía para el compromiso social Carlos Pérez Siquier. La convocatoria citada se realiza con la finalidad de premiar aquella serie de fotografías que sepan plasmar, con un mayor acierto, alguno de los aspectos del compromiso social que incumbe a la fotografía como manifestación artística y como expresivo testigo de las dificultades de nuestro tiempo para sostener la igualdad entre todos los ciudadanos y el desarrollo de la sociedad española conforme a los valores democráticos de convivencia y respeto efectivo a los derechos fundamentales, todo ello conforme a las siguientes".
El autor de las fotografías es Alfredo Aguilar, compañero en la Redacción del diario IDEAL de Granada. Así que no cabe más que felicitarle, eso, para empezar, como bien refleja la información publicada en IDEAL.
Luego, toca contarlo.
Este penúltimo mediodía habíamos quedado en el Campo del Príncipe en el Realejo. Teníamos varios temas entre manos, donde uno de los no menos importantes era reservar mesa en la sidrería El Trasgu, que tocaba unas fabes con los compañeros fotógrafos. Entre estas vicisitudes, bicis sin frenos y cuitas pendientes, me dice el tipo bajito al oído:
-"Me acaban de decir que acabo de ganar el Carlos Pérez Siquier"
-Me quedo de piedra. Que te reconozcan el talento, el esfuerzo y el trabajo, para nosotros que lo vivimos, es tan ilusionante que el abrazo que te metes tiene que estar a la altura.
Inmediatamente, le tengo que preguntar:
-¿Qué son esas fotos?
-Un reportaje en un chatarrero rumano, responde Alfredo. Me llevó al cortijo donde vivía, en Almanjáyar, al final de Molino Nuevo a las espaldas (...) Sucede que en cuanto te ven que les haces fotos, los demás también quieren, y te las ponen que ni pintás (....) Ahí vivían como cinco familias (...) Sacas la cámara y disparas (...) Hay que aprovechar.
También lo ha contado en el periódico y en su blog Jesús Lens: FOTOPERIODISMO DE PRIMERA, por Jesús Lens: El fotoperiodismo granadino está de enhorabuena. Hace unos días, Alfredo Aguilar se convertía en noticia al ganar el II Premio de Fotografía Carlos Pérez Siquier, convocado por la Real Academia de Bellas Artes de Granada, por ‘Inocencia’, una extraordinaria serie de instantáneas en blanco y negro tomadas aquí al lado, pero que podrían representar un sinfín de espacios, tiempos y lugares de cualquier parte del mundo (...) Y de nuestro Alfredo Aguilar, ¿qué les puedo contar? Es una de esas raras personas cuya mera presencia te mejora el ánimo, te arranca una sonrisa y te arregla el día, por torcido que esté. No sé qué tendrá Alfredo ni cuál es su secreto. Solo les diré que adoro cruzármelo, aunque sea unos segundos. El concepto «tío grande» encuentra en Alfredo Aguilar su más depurada acepción. Y solo un tipo tan grande como él es capaz de captar la esencia del ser humano en una prodigiosa serie de instantáneas que entroncan con lo mejor de la historia del fotoperiodismo humanista.
Y ahora, me gustaría ofreceros un poco de contexto sobre la importancia del premio que ha ganado Alfredo Aguilar. Y lo mejor, es publicar también la fotografía que ganó el premio en su primera edición, el año pasado: La Academia de Bellas Artes de Granada reconoce a Marina del Mar por una foto de La Chanca. Como se puede comprobar, la fuerza que tiene es impresionante. Y es, por decirlo de alguna forma, la herencia, el legado de AFAL.
El centro Andaluz de Arte Contemporáneo celebró una exposición con sus obras. En este link está toda la información: "El principal punto de conexión de los integrantes del grupo AFAL (Agrupación Fotográfica de Almería) fue su visión de la fotografía como una manifestación artística autónoma y portadora de una serie de "peculiaridades que la hacen independiente, soberana de su propio campo de expresión y con posibilidades inéditas no soñadas ni explotadas por otras artes más antiguas en el tiempo". AFAL, que reunió a algunos los mejores fotógrafos españoles de la generación de los cincuenta, nunca fue un colectivo homogéneo con una tendencia estética definida, sino una suma de individualidades interesadas por aspectos muy diferentes de la creación fotográfica: desde el fotoperiodismo a la investigación formal o la exploración intimista".
El diario El País realizó una buena cobertura, donde puedes ver también una galería de sus fotografías: ‘AFAL, una voz en el desierto’. Y también hay un documental de una hora, muy completo, que con el título 'AFAL, una mirada libre (1956-1963)', rescata la importancia de este grupo de fotógrafos.
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