La entrada a Alcalá la Real según vienes de Granada es una larga recta en la que dejas a mano derecha el recinto ferial. Caía la tarde de aquel mes de julio de 1998 y la noche prometía un sueño. El sonido de la música se elevaba por los tejados de esta localidad de la Sierra Sur de Jaén, amable y bella. Llena de buena gente. El recinto ferial había mutado farolillos por rastas, sevillanas por música étnica, rock and roll, DJs, electrónica y cualquier cosa que se deje escuchar, bailar, acariciar.
Nunca antes había estado en Alcalá la Real y me pareció un pueblo precioso, con una alameda principal acogedora, unos bares repletos de vecinos que daban cuenta de generosas tapas. Entré en las Catacumbas y me metí entre pecho y espalda un bocata de jamón con tomate y una caña. Este ritual lo he seguido repitiendo cada vez que he podido.
Una vez aparcado el coche y saciado el apetito, llamé por teléfono a mi contacto en Alcalá la Real, a la persona que me había invitado. Salí de las Catacumbas y me acerqué a la cabina de teléfonos que hay y sigue habiendo en el lugar. Metí cinco duros y marque el número. Recordar este ritual de sacar las monedas para llamar por teléfono ha terminado sumergiéndome en un ataque de nostalgia. ¿Sabría mi hijo hoy en día, tiene quince años, llamar por teléfono desde una cabina? Ycosas así.
Mi contacto apareció de inmediato. Nos saludamos. Yo tenía el corazón desbocado. Estaba perdido en un pueblo de la Sierra Sur de Jaén, rodeado de olivos por todas partes, y con un festival diferente que en su segunda edición echaba los dientes y que ha llegado presto para intentar cumplir sus bodas de plata el año que viene, aunque lamentablemente, la presente edición se haya tenido que suspender por la crisis del coronavirus.
–Cuidado chaval, te estás enamorando, me decía esa voz interior que aparece siempre cuando menos te lo esperas.
Romper el hielo
Para romper el hielo, aunque eso que estaba pasando era un volcán, nos fuimos al Casablanca. El 'Casa' es un bar y es una institución cultural y social en Alcalá la Real. Hasta el punto que me invitaron a leer en una boda en la localidad y leí:«Luego por la noche al 'Casa' a escucha canciones que consiguen que te pueda amar». Nos fuimos a otro bar y me acuerdo que se entraba y salía por la ventana. Me gustó el detalle. Por fin, entramos en el recinto donde se celebraba Etnosur. Estaba lleno de gente, lo que es un buen momento para recordar que nació gratis y sigue siendo gratuito. Miro en la hemeroteca y leo que la pasada edición reunió a 40.000 personas, que es dos veces la población habitual de Alcalá la Real. El ambiente era mágico, la noche suave, la música intensa. Ahora que casi han pasado 25 años, se puede decir el viejo adagio de que «sonaba mejor cuando tocaban en garajes pequeños». Cierto. He vuelto a ir años después y ya es demasiado grande, demasiada gente, demasiado todo. Entonces era como más íntimo, que es precisamente lo que buscaba.
Tocaron Enrique Morente, Kin Kribble, Djamboonda, Combo de la Casilla, Amparanoia, Habana Abierta, Lucrecia, Comando Jabalcuz, Toto la Momposina, Nassin al Andaluz, Antrax, Superviventes, DJ Ritu & The Asian Education.Muchos nombres. Muchas músicas. Todos mezclados. Juntos. Revueltos.
Pero solo un nombre sonaba en mi corazón en el Etnosur de 1998. Hasta hoy.