Habían pasado más de veinte años largos y volvía a entrar por las puertas de El Diario Vasco. Ni era el verano en el que yo justo pasaba de los 20 años ni pensaba mucho más allá de estar más nervioso que una monja embarazada: estaba entrando por la puerta del periódico en el que siempre, siempre, siempre había querido trabajar.
Veinte años después me sentía exactamente igual, estaba igual de nervioso. La responsabilidad de trabajar en El Diario Vasco, el periódico que lee toda mi familia, todos mis amigos, todos mis conocidos y un montón de guipuzcoanos, a uno que es donostiarra como yo, y además de la Real hasta las trancas, le pone de los mismos nervios. No quedaba otra que hincharse de currar. Y así fue.
Y fue así porque, más allá del apoyo contumaz de mis compañeros de equipo a los que siempre cito y agradezco su trabajo; fue volver a mi casa.
Para mí, nada había cambiado, y eso que sí que ha cambiado. No estaba ni Larrea ni Salva, ni Minondo ni Otegui; pero ahí estaba mi Gabilondo, mi Sebas, mi Artigas, los hermanos Peña y así hasta, Estrella, Mitxel, Cristina, Aingeru, el 'lehendakari' Óscar, Usoz, Peñalba y muchísimos más, a los que saludé con verdadero agrado y casi veneración.
En la web me esperaba Korta, a quien deseaba conocer en persona y mi compay Jesús Falcón. Maider, a quien también quería saludar, andaba en aventuras más importantes y no quiero dejar de decir que el quipo de Diariovasco.com me pareció realmente excelente. Muy excelente, de hecho.
No es peloteo, que conste. Es mi casa y es mi periódico. Con El Diario Vasco aprendí a leer y también a escribir y a ser periodista. Tengo guardados todos los artículos que allí publiqué durante mi periodo de prácticas y recuerdo prácticamente como si fuera ayer cada minuto que pasé en esa Redacción bailando con Eli la Lambada, que la silbaba a la perfección Idígoras. Una Redacción que aunque ya no tiene aquel toldo, los compays se siguen poniendo morados con sus míticas meriendas.
Al lío, que se me salta la lagrimilla.
Salieron cuatro coberturas de las que estoy especialmente orgulloso. Me gustó mucho, ahí sí que he aprendido, el tratamiento que les han dado y cómo se publica de antemano para apoyar el formato en papel al día siguiente y cómo se refuerzan entre sí ambos canales (papel y web) de esta manera en la que maximizan los contenidos y las noticias se desarrollan en toda su vida, en un gran ejemplo del ciclo completo de la noticia.
Os pongo unas capturas y os dejo los links.
Quiero dar las gracias a todo el mundo por lo bien que me trató y por gente como Lourdes, Ainhoa, Leire o Vero, que no conocía y que ya nunca olvidaré.
.-Las manos que cuidan de Isabel
.-Un año de vida, un año de lucha
.-El 'Motxo': Días contados
.-Donosti & December
En efecto, después de que Jesús Falcón me publicara en la Home 'Donosti & December' me preparé para la despedida. No me olvidaré, especialmente, de las palabras del director de El Diario Vasco, José Gabriel Mujika, a quien no conocía.
Bajé las escaleras y salí por el jardín hacia la cancela. Llovía, es Donosti. Lloraba, soy yo. Había vuelto a ser el tipo más feliz del mundo en El Diario Vasco.
Diario Vasco: Cuando uno es simplemente feliz en un periódico
22 de diciembre de 2010
Publicado por PeriodismoalPilPil en 6:32 p. m.
Etiquetas: Coberturas multimedia, El Diario Vasco, Periodismo, Vocento
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3 comentarios:
Fue un placer conocerte y aprender contigo :) un abrazo maestro!
No sé si será cosa tuya, pero me han escrito del Diario Vasco, al parecer les interesa mi perfil para el digital. Quiero empezar ayer, aunque tenga que chuparme 4 horas de bus diarias. Si has sido tú gracias, si no también, por seguir demostrando que se puede amar el periodismo en cada tecla que pulsas al escribir un post.
Javi Barrera, el culpable de todo esto del periodismo 2.0.
Gracias. Un saludo :D
Qué grande, Javi. Estos días ando alejado de la red, porque ya tocaba, y me había perdido esto. Me ha encantado leerlo. Me identifico con todo lo que dices. Bravo, bravo.
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