No importa cómo se llama. Es un policía antidisturbios que ha trabajado en el País Vasco y en Andalucía. Hemos mantenido un fecundo diálogo a propósito del post titulado ‘Querida Policía: Gracias‘.
Hemos conseguido no estar de acuerdo. Pero para ello, hemos debatido con profusión, acaloramiento, pasión. Él por su trabajo, yo por el mío. Y sobre todo, no estamos de acuerdo pero con total respeto. No es poco.
Le he invitado a tomar un café cara a cara algún día y él, con elegancia, ha declinado la invitación con un “démoslo por tomado”.
Sin embargo, sé que gracias a tipos como él (y espero que también gracias a tipos como yo), nuestros dos hijos, de siete años, se lo puedan tomar sin problemas. Ese es mi compromiso.
Y ahora, quiero que conozcais de primera mano el suyo. Su compromiso. Pocas veces, creo, puede uno leer de primera mano un testimonio veraz, sincero y que nos trae a las claras lo que pasa por la cabeza de un tipo con un trabajo en el límite.
Quiero que sepáis que le he pedido permiso para publicar esta compilación de correos electrónicos que nos hemos cruzado en los últimos días con la única salvedad de borrar cualquier dato que permita su identificación.
Son las tribulaciones de un antidisturbios. Sigue leyendo en Cableados, mi blog en el diario Ideal de Granada
Las tribulaciones de un antidisturbios
27 de febrero de 2012
Publicado por PeriodismoalPilPil en 7:50 p. m.
Etiquetas: Antidistrubios, Periodismo, Policía
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