Una vez me preguntaron por mi epitafio, a mí que soy un donostiarra del Realejo, y dije: 'Del Alboka al Candela':
Querido Candela. Tampoco te pongas celoso. El Alboka, en la calle Easo de San Sebastián, Easo es el tercer nombre de Donosti, es un bar de piedra donde se va a escuchar música, tomar café y beber cerveza. El Alboka es el bar que elegí. Pero tú, Candela de mis amores, es el bar que me eligió. Creo que me pillé la casa que tengo porque está en la misma calle. Paso a diario cuando salgo de trabajar y paro a saludar. Siempre hay un amigo. Hemos fundado 'La Esquina de la Felicidad' en uno de los veladores. Y,a veces, dejamos a alguien que se sume. En el Candela, con veinte años, me hice mayor tomando 'candelas', ese bocata de fiambre de Casa Diego, tomate y queso con pan de la Conchi, de la calle Molinos. También tomamos guindillas en un montadito que se llama, vaya por Dios, 'Donostiarra'. Lleva las piparras, bonito y anchoas. En la barra del Candela he pasado Tamborradas al teléfono golpeando la barra de madera al compás de los tambores que me llegaban por el móvil. También fundamos Jemi, Sergio y yo un grupo que se llama 'The Killing Korner'. En el Candela está Mikel. El Candela es Cris. Y también llegó Andrés.