Sé lo que se siente.
Pero el protagonista hoy es Álvaro Calleja y lo que representa.
Se puso su corbata un tipo que creo que nunca le he visto siquiera con camisa. Guipuzcoano como yo y de la Real como yo, Álvaro es un tipo consecuente y comprometido. Claro. Así le va. Supongo que si hay Justicia y existe el Dios del Periodismo este premio es justo y es divino. Reconoce en una serie de reportajes muy trabajados –que gracias a mi amistad con Santi viví su realización en primera persona–, y también reconoce más cosas.
Reconoce los valores que nos diferencian de otro tipo de profesionales. Reconoce los valores del Periodismo como contrapoder, como profesión independiente, como un día en la historia del mundo y que puede bucear en el pasado para explicar el presente, y construir el futuro, cada uno desde su rincón. Sin ínfulas y con trabajo.
Hay más cosas. Hay mucha más amistad de la que se pueda suponer y hay dedicatorias. Hay sonrisas. Hay alegría.
Y hay también un discurso de agradecimiento que merece el Premio por sí mismo. Reproduzco la última frase que pronunció Álvaro Calleja, un periodista en paro, ante el presidente de la Junta de Andalucía y los invitados tras recoger su merecido premio:
"Queremos dedicar este premio (...) muy especialmente a los 45 compañeros del diario La Opinión de Granada que, desde hace poco más de un mes se encuentran sin trabajo y sin la oportunidad de poder escribir historias como éstas".
PD. El vídeo es cortesía de www.atrioweb.com y los que salen en la foto del vídeo son los premiados, Álvaro Calleja y Santiago Sevilla.
Y Álvaro Calleja se puso la corbata
XXIV Premios de Periodismo de Andalucía
16 de diciembre de 2009
Publicado por PeriodismoalPilPil en 11:29 p. m.
Etiquetas: Los nuevos periodistas, Los problemas del Periodismo, Mis amigos
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2 comentarios:
Hola paisano, como nadie se anima, seré yo el que rompa el hielo aunque creo que Sevilla es más de twitter y esas cosas... Como siempre se escaquea en los momentos difíciles, seré yo el que rompa el hielo. Ya me tocó hacerlo en Sevilla, en la parada de los monstruos. Es verdad que soy más de camisetas y que no acostumbro a ir hecho un pincel con traje y corbata, pero te aseguro que todavía me queda alguna camisa en el armario. Eso sí, tiré a la basura en su momento toda la ropa hippy que heredé de mis hermanos. Me apolillaban las camisetas. El traje, como dice un amigo, es de raya diplomática porque la ocasión lo requería, pero en el servicio me puse la guerrera y le di la vuelta a los gayumbos. Gracias compañero por las muestras de cariño
doy fe. de vez en cuando se pone camisa...
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