Esta es muy buena. Me fui a entrevistar al administrador de la Causa de la Beatificación de Fray Leopoldo y me encontré con una persona fantástica, que se ha tirado medio siglo currando en Guatemala y donde levantó el Hospital pediátrico Juan Pablo II, que ha atendido durante dos décadas a más de dos millones de niños guatemaletecos, que sin el hospital, solo Dios sabe lo que les habría pasado.
José Antonio Márquez es un fraile con un inmenso sentido del humor que despliega durante toda la entrevista. Al mismo tiempo es un sagaz negociador que será capaz de levantar en Granada una residencia de ancianos en homenaje a Fray Leopoldo donde le saca los terrenos al ayuntamiento y -esto sí que es un milagro-, los créditos a los bancos sin interés ni demora. Si pueden, ayúdenles.
Entre misa y misa, banco y banco, José Antonio Márquez reconoce que su madre le decía lo guapo que era "con considerable esfuerzo, ya que tengo cabeza de pepino", y que la figura de Fray Leopoldo atrae a los jóvenes "por su autenticidad". "Fíjate que no he visto yo más ombligos femeninos en toda mi vida que este verano en la cripta de Fray Leopoldo". "Me temblaban hasta las Teologías". Como verán, todo un tipo.
«Dios ze lo pague... Dios ze lo pague»
José Antonio Márquez Administrador de la Causa de Fray Leopoldo
El destino ha vuelto a unir en Granada medio siglo después a Fray José Antonio con Fray Leopoldo, a quien conoció de novicio, y que ahora organiza su beatificación
granada.
JAVIER F. BARRERA / GRANADA
«Dios ze lo pague, padre, Dios ze lo pague», recuerda Fray José Antonio Márquez, administrador de la Causa de Beatificación de Fray Leopoldo, que el de Alpandeire decía siempre que un sacerdote bajaba del púlpito e iba a la sacristía a terminar el sermón. Era 1952 y Fray Leopoldo era sacristán y un joven Fray José Antonio se maravillaba de la fe del capuchino y de cómo su autenticidad y carácter no le hizo nunca ocultar su acento de la serranía de Ronda, el ceceo.
Más de medio siglo después, estos dos malagueños han vuelto a ver unidos sus destinos en Granada y el que era un joven novicio es el encargado hoy de llevar el peso de la organización de la beatificación de ese fraile, «del bendito hermanico», que era una persona «auténtica, donde todo lo que mostraba era todo lo que había. Amor a Dios».
–¿Podría contarme un poco su biografía, que presumo extensa?
–Bueno... Soy el padre José Antonio Márquez. Soy antequerano y tengo cara de pepino, aunque mi madre me decía que era muy guapo, con considerable esfuerzo por su parte (y sonríe pícaro como el niño que era entonces). He cumplido quince años varias veces, pero sigo tan campante como el whisky Campbell (¡pero eso no lo pongas!).
–¿Sabe usted cuál es la diferencia fundamental entre nosotros los periodistas y ustedes? Aprovecho para preguntarle.
–Ummmmmm...
–En que nuestro trabajo consiste en contar secretos y el suyo en guardarlos, así que pondré lo del whisky, si le parece.
–Interesante sí. Interesante (luego, se lo repitió a los tres capuchinos que se fue encontrando mientras posaba para la foto).
–Pero... prosiga padre, prosiga...
–He vivido como misionero en Guatemala 47 años ‘solamente’. Y hace cuatro que regresé. Me mandaron para administrar este servicio de Fray Leopoldo aquí en Granada. No me imaginaba que lo que me pasó de joven con Fray Leopoldo iba a tener tanta resonancia en mi vida. A la vuelta del tiempo, 52 años, aparezco de vuelta en Granada para servir en la administración de esta obra espiritual, y social para los pobres. Yo creo en una inteligencia superior que rige el destino de los hombres y de las cosas respetando su libertad. Dios.
–¿Usted conoció a Fray Leopoldo?
–En enero de 1952. Aquí mismo, que era el antiguo edificio del convento. Yo tenía pleuresía, que nace de un catarro y mal curado puede degenerar en tuberculosis y la muerte. Venía de Sanlúcar de Barrameda enfermo, estaba estudiando Filosofía, primer curso. Ya no era novicio, era un escalón superior. Un día me senté en la verja de la antigua iglesia de Capuchinos junto al coro. Y aparece un anciano. No le hice caso. Solo le miré de reojo. Él me dio un pequeño codazo para llamar mi atención y comenzó un bombardeo de preguntas con ese ceceo de la ‘cerranía’ de Ronda. Fray Leopoldo es el santo silvestre, no se le pegó el color de ninguna teología, salvo el color del Evangelio, la Regla de San Francisco, las Constituciones Capuchinas y el Catecismo que le enseñó su mamá.
–¿Y qué le dijo?
–Nosotros, los capuchinos, hasta hace poco, entre nosotros, nos llamábamos ‘su caridad’. Así que Fray Leopoldo me dijo: ‘Zu caridad quién es’. ‘Zu caridad cómo se llama’. Entonces le miré a los ojos y me di cuenta que no era curiosidad sino interés en mi insignificante persona. Y terminó: «¿Zabe qué. Le vamos a rezar a la Virgen y zabe qué, zu caridad no ze va a morir ahora, porque tiene que dar mucha Gloria a Dios?». Han pasado 52 años y estoy vivito y coleando, y estoy bien jocoteado (palabra guatemalteca que significa baqueteado). Lo de no morirme... salió bien, pero lo de la Gloria de Dios es lo que yo no veo por ningún lado… (Ríe).
–2009 ha sido un año fantásticamente productivo para la Causa de Fray Leopoldo. ¿Cómo lo ha vivido?
–Con una gran intensidad espiritual y humana. Una emoción permanente, aunque a veces se ve uno desbordado por la urgencia de la tarea inmediata y la gran responsabilidad de no frustrar las expectativas de que la beatificación sea lo que tiene que ser, un motivo de Gracia divina y de estímulo humano. Una vuelta a Dios y a los ideales cristianos en esta España de la prosperidad. Mira, yo no creo en la crisis. Crisis es falta de agua, de educación, comida y techo. El subdesarrollo sí es una emergencia permanente. Y hay 25.000 misioneros combatiéndola en América.
–¿Qué respuesta espera?
–Fray Leopoldo es imponderable, impredecible. No sabemos lo que va a pasar en Armilla el 12 de septiembre. Imagino que va a ser el desplazamiento más grande de personas, la concentración más grande que haya habido en Andalucía en un solo lugar, el mismo día a la misma hora… 300.000 personas, 500.000 personas… Fray Leopoldo no salió nunca de Andalucía y fíjate su capacidad de convocatoria en toda España y todo el mundo. Fíjate la grandeza del bendito hermanito, la confianza que genera. Es un bienhechor de la Humanidad.
–¿Y cómo se lleva la organización del evento?
–Se está dinamizando una comisión central para organizar el acto capitaneada por capuchinos y el arzobispo. Pensamos que esto no es un trabajo, que es un privilegio my grande. Está provocando un gran movimiento de personas que quieren integrar las diversas comisiones de la beatificación, que despierta una simpatía enorme y hacia la figura de Fray Leopoldo.
–Además de la ceremonia, tienen el proyecto de una residencia...
–Queremos un recuerdo permanente. Hablo del Hogar Fray Leopoldo en El Serrallo, que es también la respuesta activa del Patronato de Fray Leopoldo, de los Capuchinos y de Andalucía a los ancianos andaluces. Esto es muy bonito porque no va a ser solamente la liturgia de la beatificación, porque no quedará en una fanfarria sin sentido y sin contenido. Se traducirá en esta obra social tan bonita y querida por Fray Leopoldo.
–¿Sorprende en una sociedad secularizada, materialista, esta pasión por Fray Leopoldo?
–Ciertamente sí. Pero todo se explica. Cuento una anécdota ocurrida en esta misma cripta de Fray Leopoldo. Yo nunca he visto más ombligos femeninos en toda mi vida que este verano en la cripta de Fray Leopoldo. Temblaba hasta mi Teología. A una rubia despampanante le dije: ‘Perdona mi curiosidad, tú no tienes cara de venir a misa. ¿Qué te llama la atención de este fraile anciano, poco famoso, taciturno que no hizo un gran hospital que no escribió ningún libro? ¿Qué te llama la atención?’. ‘Mire padre –me respondió–, qué me va a llamar la atención, su autenticidad en un mundo tan tramposo’. Increíble, la autenticidad. Ser lo que uno parece que es y dar Gloria a Dios.
–Fray Leopoldo será proclamado beato. ¿Llegará el día en que dejemos de llamarle Fray Leopoldo para llamarle San Leopoldo?
–Sin duda. El pueblo ya lo ha canonizado. Miles de personas pasan por la cripta. Somos la referencia tras la Alhambra. Lo único es que será difícil dejar de llamarle Fray Leopoldo.
La Beatificación de Fray Leopoldo de Alpandeire
24 de febrero de 2010
Publicado por PeriodismoalPilPil en 5:57 p. m.
Etiquetas: Mis historias, No se vayan todavía. Aún hay más
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
3 comentarios:
Qué buena enterevista, D. Javier.
Hasta a mi, que no soy muy de curas, me gusta escuchar a esta gente que vive lo suyo, y lo explica. :)
Gracias Arkángel. Me agrada especialmente lograr que algo que a priori no pueda interear luego resulta que sí, que interesa !!!
Aún cuando no tengo relación alguna con el autor, os aconsejo añadáis a la sección de enlaces esta web frayleopoldo.jlarranz.es
Incluye un serial completo muy interesante sobre Fray Leopoldo.
Publicar un comentario