Solo un elefante como Luis Gasca y su memoria puede convertir que tal día como hoy el Periodismo cumpla la función para la que fue creado, llamado, nominado: ser testigo de la historia del mundo en un día. Y explicarlo.
El fallecimiento de Liz Taylor ha llenado portadas con necrológicas divinas, escritas por periodistas que incluso murieron seis años antes, misterios de Hollywood y del The New York Times. No hacen sino engrandecer la talla gigante de la actriz.
"Luis Gasca, entonces secretario general del Festival de Cine de San Sebastián, relataba ayer que la actriz «no estaba en su mejor momento, estaba tristona», porque meses antes había roto su primer y muy sonado matrimonio con el actor Richard Burton. «Ella, que siempre estaba con alguien, estaba sola en aquel momento». Su recuerdo de Elizabeth Taylor es que «era una mujer maravillosa, te podía pedir lo que quisiera que tú se lo dabas. Tenía una mirada, unos ojos... era maravillosa».
La actriz no concedía ruedas de prensa ni entrevistas en San Sebastián, la única aparición pública iba a ser en la proyección en el Victoria Eugenia de 'Una hora en la noche'. Y más de una hora después, la actriz seguía sin aparecer. El director del festival, Miguel Echarri, dio orden de que comenzara la proyección, mientras las maletas llegaban en el último momento al hotel, y Elizabeth Taylor se vistió con un sari, tras pedir un espejo de tres cuerpos para acicalarse.
Fue recibida con insultos y abucheos por el público, pero Taylor no paraba de sonreir. Cuenta Gasca que la actriz le dijo: «No saben que entiendo español. Richard y yo tenemos casa en Cuernavaca y comprendo perfectamente lo que me gritan, pero lo que quedará para la posteridad será mi sonrisa». Y así fue".
Esta mañana, la portada de El Diario Vasco ha vuelto a publicar la foto de Elizabeth Taylor en Donosti, sonriendo, para la posteridad. Una historia preciosa ¿Verdad?
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