Los representantes de la sociedad española, los partidos políticos, democráticos y soberanamente elegidos, han tomado una decisión.
La decisión es bochornosa.
Y como lo es, la propia sociedad que los ha elegido ha elevado su grito y ha exigido que se retracten.
Otro día hablaremos de responsabilidades, de intenciones, de sensibilidades y de dimisiones -creo que deben dimitir, claro está (de igual forma lo exigen los propios periodistas de RTVE)-, pero la buena noticia es que la sociedad española está madura cuando quiere y que ha propinado en todo el culo a PP, PSOE y compañía una lección de Democracia.
Hablo de RTVE, claro está.
Como periodista sé que existe un tira y afloja constante entre políticos y periodistas. Es parte del juego, del ‘quidproquo’, de currarse las fuentes, de que pegarse al poder quema, de salvar la independencia, de que somos el cuarto poder, el contrapoder. Y eso está francamente bien.
Pero la información que se conoció ayer de que ‘Los consejeros de RTVE controlarán los contenidos’ sobrepasa los tira y afloja e institucionaliza el ‘nihil obstat’, el ‘imprimatur’, en fin, la censura previa.
Lo que institucionaliza ese acuerdo es el acceso al sistema editorial en el que se producen los informativos de RTVE, que se llama INews, a los consejeros, es decir, a los políticos. Podrán ver quién redacta, cómo lo hace, sus correcciones, enfoques, fuentes, estado de la noticia, la escaleta, el orden... todo. Un caramelo, una piruleta golosa, dulce y sabrosona para jugar a ser periodista y saber de primerísima mano qué se va a contar, cómo, quién y en qué orden. Repito, sabrán todo en tiempo real, cuando está sucediendo.
Y por tanto, se habrá quebrado un derecho de todos los españoles, el derecho a tener una información veraz por parte de un canal de servicio público, ya que si ya presionan ahora no quiero ni pensar las cantinelas que se ronronerían sabiendo cómo se cuecen las escaletas de los informativos.
Anatema, contradios, vicio, pecado.
¿Qué ha pasado?
Que les hemos montado entre todos tal follón que se han visto obligados a rectificar. Los periodistas, las asociaciones de periodistas, y sobre todo, los usuarios de internet organizados en torno a una nueva clase social media (*) que exige ser escuchada cada vez que se tome una decisión de trascendencia, y no solo cuando hay elecciones y una campaña electoral.
Esta nueva clase social media (*) se articula en torno a las redes sociales como Facebook y Twitter, y utiliza los llamados medios sociales (Social Media en inglés) para ejercer su derecho a la crítica, para ser ciudadanos activos y comprometidos políticamente. Convierten los canales de internet desde los teléfonos, las tabletas y los ordenadores en las nuevas calles y plazas donde se protesta.
Y esta vez no nos hemos dejado tomar el pelo.
El #15M no es una singularidad. Lo de estas últimas 24 horas, tampoco. Los ciudadanos estamos retomando nuestra capacidad de criticar al poder y de exigir a los responsables políticos elegidos precisamente por nosotros que nos escuchen. Y que no queremos que manipulen.
Lo que ha ocurrido en estas últimas 24 horas es bochornoso. Pero es también una gran lección de Democracia. Toda una patada en el culo a sus señorías para decirles que hay cosas que no se hacen, que no queremos que se hagan.
La Democracia 2.0 está madurando a una velocidad vertiginosa. Es activa y es también ejecutiva. No me canso de repetir que "los problemas de la Democracia se curan con más Democracia". Estamos, en el fondo, ante una buena noticia. Estamos liquidando la partitocracia, el bipartidismo, controlamos a los barones autonómicos de cualquier signo político. Somos ciudadanos 2.0 responsables y comprometidos.
No nos vamos a dejar que nos la cuelen nunca más.
(*) La nueva clase social media es un término acuñado por Álvaro Bohórquez, aká @blogdebori durante el III Congreso Andaluz de Periodismo Digital y será la idea sobre la que trabajaremos en la próxima edición de las Jornadas Blogs y Medios de Granada, la novena, en primavera del año que viene, 2012, organizada por la APDA.