Me preguntaba qué podía hacer más para completar la cobertura sobre los barrios de la ciudad, lo que me acaban de marcar como objetivo editorial.
Pensé que hacíamos informaciones y reportajes, que hacíamos vídeos y escribía textos diferenciados para la web. Incluíamos en nueve de cada diez trabajos un vídeo y blogueaba solicitando la participación, con resultados bastante sorprendentes y motivadores, debo decir.
Tengo en la recámara una bala que puede ser muy interesante: una tertulia radiofónica en podcast con un grupo de amigos que son arquitectos granadinos, sociólogos, urbanistas y urbanitas, que puede resultar bastante interesante para generar nuevos puntos de vista de las cuestiones propias de la ciudad.
Y de repente me di cuenta de que, además de muchas cosas, faltaba un toque de opinión. ¿Por qué no escribir una columna de opinión un par de veces al mes? Pregunté e los jefes y me dijeron que encantados.
Ahora tenía que darle el toque, el perfil, el contenido la pimienta de las letras. Pensé que al disponer de un blog donde prácticamente a diario mantengo contacto diario con todo aquel que quiera expresarse la columna de opinión debía de dar un salto adelante.
Así que concluí, ya me decís vosotros si con acierto o error, en enganchar la columna a algún tema de actualidad para, desde ahí, no tanto opinar sobre lo que sucede, o dejar mi opinión sobre mi forma de ver las cosas, sino bucear en el alma humana y describir la amistad, el amor, el odio, el peligro, la sustantividad, el alma, la sonrisa de un niño, el viento en las sienes que ya platean, el corazón que late al pasar la puerta de la Universidad.
No sé qué sucederá con todo esto, pero como sé que todavía me queda la mitad de mi carrera profesional por delante, me dedicaré en esta columna de opinión quincenal a profundizar en la condición humana, enganchada en la esquina de piedra de nuestra rutina diaria, para elevar nuestras miserias y componer las grandezas en los gestos, en las ideas, en el rayo de sol que te ilumina y decides seguirlo porque calienta.
CABLEADOS
Me estreno como columnista
30 de abril de 2012
A ver dónde la meto (De la amistad)
Soñé que me concedían el honor de entregarme la Llave de la Muralla de la Ciudad de Ávila y lisérgicamente tamaño honor sólo me hizo pensar que a ver dónde la meto. La llave. Luego me imaginé que me reconocían mi labor de donostiarra en la diáspora y de la Real con el Tambor de Oro. Y sólo pensé, pese a que siempre soñé con la distinción de mi ciudad, que mis vecinos de la calle Santiago del Realejo acabarían hastiados de tanto ruido si al final me lo llevaba a casa. Digo el tambor. Recordé entonces cuando me liaron para dar un pregón en un pueblo del secano de Granada y pude escapar con vida cuando me enteré que una de estas entregas literarias se prolongan durante una hora, porque si no poco menos que te echan al pilón del pueblo en cuestión. También recordé que la caja de adjetivos anda últimamente demasiado vacía porque como hay pocas cosas que contar tendemos a almibararlas para que parezcan más azucaradas de lo que en realidad pueden llegar a ser. Del azúcar me fui directamente a la sobriedad de los olores que por sí solos crean la metáfora que perfuma las palabras. Como cuando crucé Despeñaperros y mi amigo Jose me dijo, abriendo la ventana y poniendo en el casete del coche ‘Los campanilleros’: "¿Hueles? Con esto mi padre te hace un reportaje de doble página y tú vas y te lo lees". Ahí aprendí entonces que una columna, un bloque, una cuartilla o una página de un periódico so se llenan cuando se escribe con respeto. Por eso, hoy, prácticamente me arrepiento de todas las palabras que hay al principio de esta columna y me conjuro conmigo mismo para recordar lo mejor que el Periodismo ha sido para, desde la costumbre o la anécdota, reflejar en media docena de pinceladas del color de la tinta la visión de la ciudad a pie de tierra, desde el empedrao, desde la barra del bar de la esquina, desde el tranco sentado viendo caer la tarde pensando que, en el fondo, lo que más te gustaría es volver a ver de cerca la mirada cómplice del amigo.
Publicado por PeriodismoalPilPil en 9:43 a. m.
Etiquetas: Cableados Granada, Ideal., Opinión, Periodismo
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4 comentarios:
Manda narices la fotazo "austera" del cochecillo debajo del artículo de la recogida de alimentos para los pobres...
Eres un artista.
¿Reinventando géneros? Si es así, me encanta. Te ha quedado ágil y original. (Pero ya sabes que no soy imparcial con mi ídolos)
Un amigo me contó de este asunto que lo más difícil es luchar contra los saltos de párrafo. Que es justa la lucha contraria que tengo con los columnistas que vuelcan tal cual su columna "a-parrafoseada" en sus blogs, haciéndola casi ilegible.
El formato es el formato. El soporte, lo que hace que la gente entienda un párrafo en una época en la que 2 minutos de la atención de alguien es lo más escaso que hay.
Suerte, maestro.
Gracias a los tres. A ver qué os parece la siguienta columna. L apondré por aquí :-)
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