Dos son los protagonistas de esta historia: la persona y el animal. La persona no quiso saber nada del asunto. No conseguimos hablar con él y sus familiares pusieron todos los obstáculos posibles para ello. Incluso, a la salida de los juzgados, uno se encaró con un cámara de Canal Sur de muy malas maneras. El cámara, no se arrugó y arguyó que hacía su trabajo. Tuvo que intervenir el abogado defensor... sin comentarios.
Así que me fui a contar la historia de los buitres. Cómo desaparecieron en 1986 de Andalucía y cómo han conseguido que haya ya 14, después de trabajar al respecto desde 1990. De los 14, cuatro han muerto. Uno de peritonitis y otros tres por comer cebos que estaban envenenados.
Es el problema, la Sierra de Cazorla, en Jaén, es un paraíso para los carroñeros como los buitres quebrantahuesos, pero en ellas, y en las vecinas sierras de Baza o Castril los ganaderos incumplen sistemáticamente las leyes.
Espero que os guste.
Aprovecho para recomendaros la Fundación Gypaethus, y una iniciativa, La Red de Municipios contra el Veneno.
Veneno en la piel
La lucha contra la extinción del quebrantahuesos en Andalucía choca con años de tradición ganadera
Una persona acusada de un delito contra la flora y fauna por usar cebos envenenados que mataron a un buitre acepta una condena de 18 meses sin cárcel
El último buitre quebrantahuesos que se vio en Andalucía fue en 1986. Hasta veinte años después, ni un solo ejemplar más sobrevoló la geografía andaluza y el quebrantahuesos, un bicho de hasta diez kilos y tres metros de envergadura de punta a punta de sus alas, se declaró extinguido. Sólo quedaban dos poblaciones en todo el Mediterráneo: en el Pirineo y en la isla griega de Creta, más algunos ejemplares sueltos en Córcega. Fue en estos momentos cuando se volvió la vista al centro de cría de Viena y al modelo que empezaba a repoblar los Alpes de buitres quebrantahuesos.
En 1990, la Consejería de Medio Ambiente de la Junta de Andalucía comenzó a seguir el modelo de los Alpes y encargó los primeros estudios cinegéticos. También se empezó a recorrer los zoos para buscar buitres quebrantahuesos para emparejarlos. El modelo de los Alpes busca la reproducción en cautiverio y luego soltarlos en los lugares más idóneos.
El mejor lugar de toda Andalucía, según los estudios encargados, resultó ser la Sierra de Cazorla, Segura y Las Villas. «Lograron la puntuación más alta en todos los estudios», explican los responsables de la Fundación Gypaetus (nombre científico del buitre), que se dedica a proteger y cuidar la población de buitres quebrantahuesos en Andalucía.
El problema es que tras lograr que el buitre quebrantahuesos vuelva a volar por Andalucía la lucha choca ahora con años de tradición ganadera. La gente de campo lo explica muy bien. «J. G. G., de 68 años, ganadero de Castril, ponía cebos envenenados porque los zorros se comen su ganado». Y según cuentan, «esto ha sido así, es así y va a seguir siendo así». Este veneno en la piel de las sierras es la que mató a ‘Segura’ y puso sobre aviso a los agentes del Seprona, que detuvieron al ganadero y que ayer fue condenado en el juzgado de lo Penal número 4 de Granada. La pena es de 18 meses de prisión por el uso de cebos envenenados.
La sentencia fue aceptada por las partes, aunque la juez le concedió la suspensión de la pena durante dos años a cambio de que no delinca en ese periodo de tiempo, porque de lo contrario ingresará en prisión. Recibe también la inhabilitación para el ejercicio de la caza y la pesca durante el tiempo de la condena, así como de empleo y cargo público durante el mismo periodo.
Veneno en la piel
Una de buitres quebrantahuesos
28 de enero de 2010
Publicado por PeriodismoalPilPil en 4:02 p. m.
Etiquetas: Mis historias
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentarios:
Bien! hay que darles duro a estos ganaderos asesinos irresponsables.
Publicar un comentario