ETA según la Wikipedia: El sueño de Bárbara Durkhop

21 de octubre de 2011

ETA anunció ayer el cese definitivo de la lucha armada. Tras la intensísima jornada de ayer jueves y la 'resaca' de hoy viernes me he acercado a mi querida Wikipedia para comprobar qué dice este compendio universal de conocimiento.


Esto es lo que me encuentro, en castellano y en inglés.



Anuncio de un cese definitivo de la actividad armada

El 20 de octubre de 2011, tres días después de la celebración de la Conferencia Internacional de Paz de San Sebastián,141 y apelando a sus conclusiones, la banda anunció "el cese definitivo de su actividad armada" mediante un comunicado publicado en las ediciones digitales de los diarios Gara142 y Berria,143 144 difundido igualmente en vídeo y audio en castellano y euskera.145 146 En el comunicado, ETA afirmó un "compromiso claro, firme y definitivo" de "superar la confrontación armada", al tiempo que pidió a los estados español y francés un "diálogo directo" con objeto de llegar a una solución de "las consecuencias del conflicto". 13



Y entonces me acuerdo de uno de los mejores reportajes en los que he trabajado como periodista, dedicado al XXV aniversario del asesinato del senador socialista Enrique Casas: 'Lluvia, balas y esperanza'. Esta es la historia de este reportaje, pero me quedé con una anécdota, esperanzado con poder contarla algún día.


Ese día ha llegado. Se ha cumplido el sueño de Bárbara Durkhop, la viuda de Enrique Casas, nacido en Guadix, Granada, y asesinado a tiros en el quicio de la puerta de entrada a su casa de Bidebieta II, en Donosti.


Estábamos J. J. Pérez y este que os escribe en el salón de su casa en San Sebastián. Bárbara te trata con una calidez asombrosa para venir de Escandinavia. Habla de sus tres hijos, un recién nacido, uno de tres y otro de cuatro años de edad. De cómo sonó el timbre de la puerta, de cómo escuchó unos pasos y vio a su marido entrar tambaleándose en el dormitorio, para coger una pistola, y donde cayó cadáver. 


Me contó que entonces el tiempo se congeló. Y que esa sensación de absoluta gelidez le ha acompañado toda su vida. Debe ser la temperatura del dolor, me digo yo, tratando de comprender, de sentir, de abandonarme a los sentimientos de las víctimas, "los perdedores de esta historia, me dice Bárbara, donde no hay ni vencedores ni vencidos, salvo nosotros, los perdedores".


Nos confesó aquel domingo que lo primero que hizo al día siguiente fue pedir que le quitaran la moqueta del pasillo, que estaba salpicada con la sangre de su marido. "Y las manchas de sangre no se quitaban". Fue Ramiro, el protagonista de nuestro reportaje, el encargado de quitar esa moqueta, nos contó.


Y cuando tras una entrevista deliciosa en las que tocas la historia y la esencia de la vida y de la muerte le preguntamos por el futuro, Bárbara sonrió con una serenidad digo que vikinga y nos dijo a ambos, obnubilados por la tremenda talla humana de esta mujer: "Yo lo que quiero es que mis hijos y mis nietos sepan lo que es ETA por los libros de historia".


Ayer, la telefoneé. Me atendió del tirón, se acordaba de nosotros. Me dijo que como se entere de que voy a Donosti y no le llame para tomarnos un café como que me mata. Le recordé el final de la entrevista de hace dos años y una carcajada maravillosa atronó al otro lado del teléfono. "¿De verdad?" me respondió. "Pues mira tú. Me encanta que tengas esa memoria, porque te puedo anunciar que mi primera nieta acaba de nacer. Se llama Helga, tiene once meses y se enterará, como parece tras el anuncio de ETA, de la existencia del terrorismo por los libros de historia".


El sueño de Bárbara se ha cumplido. Ya nunca más un padre como Enrique Casas dejará de ver crecer a sus tres hijos por culpa de ETA. Ya ningún abuelo dejará de ver crecer a sus nietos por culpa de ETA. Ni nuestros hijos ni nuestros nietos tendrán que escribr este tipo de posts, como dice mi amiga @virginiapalonso.


Y Helga, podrá comprobar en la Wikipedia que el sueño de su abuela se cumplió.

2 comentarios:

Virginia P. Alonso dijo...

Preciosa y conmovedora historia. Tremenda generosidad la de Bárbara. Me he quedado sin palabras, la verdad.

Esteban dijo...

Gran historia. Coincidí con Bárbara varias veces en Bruselas durante su labor de Eurodiputada. No conocía los detalles de la muerte de Enrique Casas. Histórico y conmovedor por su entereza y dignidad.

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