El día que la Duquesa de Alba respondió a todas las preguntas de un periodista

5 de octubre de 2011



Noviembre de 2002. Redacción de IDEAL. Mi amigo Carlos Morán enciende la grabadora. Tiene ante sí a Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, la Duquesa de Alba, que está de visita en Granada y ha pedido conocer el periódico. Nosotros, encantados. De paso, le pedimos si accede a ser entrevistada. Ella, encantada. Carlos Morán, como os podeis imaginar, no desaprovechó la oportunidad y realizó una de las grandes entrevistas de su vida. Me refiero de la vida de la Duquesa de Alba, claro.
El resultado es un retrato al fresco y sin tapujos de preguntas directas y respuestas francas, sencillas y sobre todo, verdaderas, que componen el mejor perfil de uno de los personajes protagonistas de la sociedad española actual.

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Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba, tiene una mirada firme, incluso severa a veces, y una sonrisa traviesa, como de niña pequeña. Esos dos gestos resumen la personalidad de la aristócrata sevillana –la nacieron en Madrid, pero ella es andaluza militante–. En sus ojos serios se adivina la inmensa carga nobiliaria que se echó a la espalda el mismo día que vino al mundo. Hay mucha historia en esos ojos. Y también una miaja de recelo. El asedio, que persiste, de los ‘paparazzi’ le duele y le indigna sobremanera.

Pero todo eso se borra de su rostro cuando estalla su tímida carcajada de niña chica. La duquesa, viuda de Jesús Aguirre, recuerda entonces a aquella joven que –«hasta cierto punto»– hacía lo que le daba la gana, a la Cayetana flamenca y rebelde. Esa frescura aún vive en su sonrisa. Y cuando sale a relucir, no tiene problemas en reconocer que está más «a gusto con los gitanos» que en una reunión de altos dignatarios. Genio y figura.

–Espero que no se lo tome como una frivolidad, pero ¿cuántas ‘grandezas de España’ acumula, porque
sus biógrafos no se ponen de acuerdo: unos dicen que 18, otros que 20...?
–Ese tema es aburridísimo. La verdad es que yo nunca me acuerdo de ello, excepto cuando me lo preguntan ustedes... Creo que tengo más facetas que esa.
–Lo cierto es que cuando se habla, o se escribe de usted, proliferan las inexactitudes, los errores, incluso las mentiras, por utilizar sus propias palabras.
–Pues sí, en la prensa hay mucha gente que dice mentiras. Los que escriben se inventan cosas. Eso está a la vista de todo el mundo. Y ésa es una prensa, para mi gusto, bastante difícil... En el extranjero no te acosan así, en ninguna parte. No sé a qué viene todo esto, porque no es moderno ni normal. Es tan poco democrático que no se deje en paz a las personas en ningún sitio.
–¿Se han recuperado usted y su familia de este asedio, que llegó a ser frenético durante algún tiempo?
–Es que sigue todavía. Y lo encuentro ridículo, completamente ridículo, no se puede definir con otra palabra.
–¿Cuál es la mayor verdad que se ha dicho sobre usted?
–Que soy una persona muy activa, muy española, y a la que le encanta Andalucía, Sevilla y, sobre
todo, mi familia.
–Mire, he aquí una cosa en la que se ponen de acuerdo sus amigos y sus detractores: que usted es muy
de la tierra, una militante de Andalucía... 
–Pues eso es muy importante...
–¿Y si le pregunto por la mayor mentira que se ha dicho sobre usted?
–Yo creo que eso estaría de más.
–Pues fuera la pregunta.
–Soy difícil de entrevistar, ja, ja, ja. No me dejo coger fácilmente.
–Su vida parece una novela, y no precisamente aburrida. ¿Lo siente también así usted que es la protagonista?
–Sí, he tenido una vida muy interesante desde pequeña. Mi juventud también lo fue, mi vida en general ha sido muy interesante. Sí, estoy contenta de todo lo que he vivido, lo que he visto y las personas y los lugares que he conocido.
–Usted y su marido, Jesús Aguirre, eran amigos de Felipe González, ¿qué tal se lleva con los políticos?
–Felipe González era muy amigo de Jesús y yo le conocí cuando me casé con él. También a Carmen
Romero. Somos muy amigos. Yo los encuentro estupendos... Pero yo no soy política ni quiero serlo.
Tengo amigos en un lado y en otro.No formo parte de ningún partido, soy independiente.
–¿Cómo es su relación con el presidente andaluz, Manuel Chaves?
–Me llevo muy bien con él. Conmigo es muy amable.
–Diga algo de lo que esté especialmente orgullosa.
–Estoy muy orgullosa de mis hijos y de mis nietos, sobre todo los pequeños.
–¿Por qué no le gustan las entrevistas?
–Porque no las necesito, la verdad.
–Una buena respuesta, la verdad.

Hasta este momento de la conversación, Cayetana de Alba se ha mostrado tensa. Entre pregunta y pregunta, ha estado dando pequeños tirones a las mangas de su elegante chaqueta. Estaba a la defensiva. Lógico. Son muchos años de insano cerco ‘paparazzi’ y eso hace mella en cualquiera. Pero ahora su inquietud parece ceder. Es como si ya se hubiera desahogado y el diálogo le resultara más complaciente.

–Usted y su marido también tuvieron amistad con Mitterrand, el que fuera presidente de Francia...
–Nos hicimos amigos de él cuando la Expo y nos convidó, a Jesús y a mí, al Elíseo –palacio presidencial
de Francia–. A él le encantaba el Segundo Imperio en Francia. Tenía una obsesión con Eugenia de Montijo y su marido Napoleón III. Y como ella era familia mía, pues sería por eso que le interesó conocernos. Era muy amable.
–¿Dónde se encuentra más a gusto la duquesa de Alba, con los grandes dignatarios o con los gitanos?
–Con los gitanos del Sacromonte, ja, ja, ja... –el barrio calé más típico Granada–. Me encantan los
gitanos. Me molesta muchísimo que, en general, los traten tan mal. Me molesta que, a veces, no tengan
acceso a los colegios con otros niños. Los gitanos son muy cariñosos, muy buenos y grandes artistas –Cayetana de Alba enfatiza la palabra ‘grandes’–. Ya quisiéramos muchos payos tener el arte que tienen ellos. Precisamente, hay un chico granadino que baila flamenco fantásticamente. Se llama Juan Andrés Maya, sobrino de Mario Maya. Yo le he ayudado muchas veces para que baile aquí y allá, pero me gustaría
que ‘rompiese’ del todo. Creo que podría llegar a ser una gran figura.
–¿El dinero es cárcel o libertad?
–Es que yo no soy la gran fortuna que dicen. Eso son los empresarios y los banqueros que conocemos,
o algunas personas que se dedican a las finanzas. Yo no. Mi patrimonio artístico es muy grande en palacios y en casas. Pero ése es un patrimonio que no da dinero: es algo que puede disfrutar España. Es un patrimonio que da mucho que hacer para que sirva.
–Por cierto, ¿qué tal se ha adaptado a la nueva moneda, al euro?
–El euro es una pesadez. Echo mucho de menos a la peseta de toda la vida. Todavía no entiendo muy bien el euro.
–¿Es verdad que la duquesa de Alba ha hecho siempre lo que le ha dado la gana?
–Hasta cierto punto, sí. 
–¿Le queda algún deseo por satisfacer?
–Ver crecer a mis nietos y ver lo que van a hacer en la vida, porque lo de mis hijos ya lo sé, ya lo veo. Y poco más. Realmente creo que he hecho todo lo que debía hacer o lo que me ha gustado hacer. Ya tengo años como para descansar. Ahora me gusta mucho tener tranquilidad, pintar, leer...
–¿Qué está leyendo ahora?
–Acabo de terminar uno en inglés, porque me gusta leer los libros en sus idiomas. Tengo la suerte de
hablar cinco lenguas. Eso se lo debo a mi padre, que decía que era muy importante para la vida. Y
ahora voy a empezar alguno de Siruela, la editorial de mi hijo Jacobo, pero tengo cuatro y no sé
por cuál decidirme.
–¿Puede pasearse tranquilamente por Sevilla o no le dejan?
–Me encanta Sevilla. Y cuando no están los ‘paparazzis’ lo paso muy bien. La gente es encantadora. Me
hablan como si fueran amigos de toda la vida. Yo me siento en la calle igual de cómoda que en casa.
–¿Se le ha pasado alguna vez por la cabeza la idea de huir, de dejar Andalucía?
–Yo no me muevo. Vivo en Sevilla y, de vez en cuando, voy a Madrid. Antes, con Jesús, hacíamos algún
viaje al extranjero, sobre todo a Italia. Nos encantaba el arte... Bueno, a mí me sigue encantando e Italia es el país más artístico que hay. Siento que en nuestro país no se aprecie el arte tanto como allí, que se tiren tantas casas antiguas y monumentos... Y sólo para favorecer a los coches. En Italia, el arte está antes que los coches. Estoy en contra de que no se conserve lo que queda de los cascos antiguos en las ciudades
andaluzas
–Pues esto es todo, gracias.
–De nada.
La entrevista ha terminado y la duquesa de Alba, ya decididamente aliviada, accede a desvelar la suma de sus ‘grandezas de España’ y también el número de títulos nobiliarios que recogió al acer en las ramas de su frondoso árbol genealógico. Bueno, en realidad aventura una cifra, porque no está del todo segura.

No revelaremos aquí nada. Baste decir que están equivocadas la práctica totalidad de las hipótesis
que circulan por ahí. Que siga el misterio.

Y si te ha gustado, José Antonio Guerrero, da hoy su opinión de la Duquesa de Alba en un vídeo estupendo: 'La Duquesa de Alba se pone el mundo por montera'.

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